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5 de julio de 1980, Borg McEnroe

No sé si os gusta el tenis o si, como a mí, os resulta un deporte aburrido, pero seguro que, independientemente de vuestra afinidad con el mundo de la raqueta, los nombres de Björn Börg y, sobre todo, John McEnroe os resultan familiares. Si sois de los míos, seguramente el motivo por el que ubiquéis a ambas figuras sea el sonado campeonato de Wimbledon de 1980, cuya final, un 5 de julio, puso frente a frente a dos hombres de temperamentos y juegos totalmente opuestos, dos genialidades antagónicas. De cara al público se convirtió en una batalla entre el hielo y el fuego, la razón y la emoción, y elevó la competición a cotas similares a las de un mundial de fútbol.

Borg McEnroe film

El cineasta danés Janus Metz Pedersen  trata de mostrar la parte social y humana de esta historia bajo el título Borg McEnroe, por medio de una cinta que baila entre el drama y el cine documental y cuya pretensión es trascender la competición deportiva.

La historia es sencilla: dos leyendas del tenis se enfrentan en un partido que les cambiará la vida.


El sueco Björn Borg, “el hombre de hielo”, era el número uno del momento. A sus 24 años, trataba de ganar su quinto campeonato de Wimbledon consecutivo y un record mundial. Se caracterizaba por un autocontrol muy de estereotipo nórdico, todo razón y calma, lo que le llevó a ser conocido como Ice Borg.

Por su parte, el norteamericano John McEnroe, ya había demostrado su maestría con la raqueta y se perfilaba como el gran rival de Borg y el único que podía interponerse entre él y su ansiado record… para desgracia de un público que no le soportaba debido a su mal temperamento y es que, en sus partidos, el protagonismo no se lo llevaba su brillante juego, sino su incontenible mal carácter. Ni qué decir tiene quien era el claro favorito.

Fue precisamente esto, lo opuesto de sus formas de ser y lo que significaban para la afición, lo que convirtió el campeonato de Wimbledon de 1980 en carne de cañón mediático. Y ahí es donde se centran los 103 minutos de película en los que Sverrir Gudnason (Borg) y Shia LaBeouf (McEnroe) nos pondrán frente a estos dos grandes mitos, sus anhelos, sus miedos, su gestación como deportistas, la auténtica naturaleza de quiénes son y, sobre todo, lo que la agridulce realidad del deporte puede obrar en un ser humano. En palabras del director, “en mi familia esperábamos todos la final de Wimbledon de 1980, como si fuese el sermón de la misa del gallo en la Catedral de San Pablo”. Pero, ¿qué supuso toda esta presión para los deportistas y sus allegados?¿Estaban preparados para ello?¿Acaso eran tan distintos?

En mi opinión, las actuaciones de LaBeouf (“Transformers” o “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal”) y Gudnason  (Mikael Blomkvist en la próxima entrega de “Millenium“) son más que creíbles, el guión de Ronnie Sandahi muy bien elaborado -nada sentimentalista ni sensacionalista- y la fotografía, de manos de Niels Thastum, sobresaliente.

El reparto se completa con Stellan Skarsgård (“Los Vengadores”, “Thor” ) como Lennart Bergelin, el entrenador de Borg, Tuva Novotny (“A war”) como Mariana Simionescu, su novia, y el propio hijo de Björn Borg, Leo Borg, interpretando a su padre cuando era un adolescente.

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Esta es una de esas películas de las que, por más que te cuenten detalles o escenas, jamás de los jamases os harán un spoiler. Lo que va a pasar podéis averiguarlo tecleando en Wikipedia, pero el carrusel psicológico que se pondrá frente a vosotros no es imaginable, básicamente porque está pensado para que cada espectador haga su propia lectura.

Por tanto, si os apetece un biopic con tintes sociológicos que os va a pellizcar el corazón, a partir del viernes 18 de mayo, gracias a A Contracorriente Films, estará en las salas españolas. ¡Disfrutadlo!

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