Black Adam ya está en los cines. Y Dwayne Johnson parece haber cumplido con su propósito de iniciar una nueva era en el DCEU con esta película. Lo cierto es que entre tantas expectativas, los fans del Universo DC no sabían que esperar de la cinta de la que The Rock es protagonista. Y tampoco a qué a tenerse en lo que a la trama respecta.
Sin embargo, siendo honestos, el filme dirigido por Jaume Collet-Serra, que ya trabajó con Johnson en Jungle Cruise para Disney, no decepciona. Y esto lo dice alguien que siendo fan de los comícs de DC, con la salvedad de Aquaman y Wonder Woman 1984 – sin ser ambas grandes películas – son las únicas del DCEU que le han gustado.
A excepción de The Batman, la cinta con Robert Pattinson, que opera fuera del DCEU, no puede decirse precisamente, que el Universo Cinematográfico de DC haya estado exento de problemas. Ni tampoco que haya tenido los resultados esperados con el Hombre de Acero y su pseudo secuela, Batman vs Superman : El amanecer de la Justicia o la JLA de Zack Snyder. Sin embargo, Johnson ha sido capaz de darle un giro de 360 grados a la situación en una película que en absoluto aburre o está falta de ritmo.
Sí, es cierto que en determinados momentos va a trompicones. Pero funciona como un reloj a la hora de representar a un personaje que sí bien no es necesariamente un villano, ya el mismo The Rock deja claro que tampoco es un héroe. Y aun así, tiene todo el potencial para convertirse en uno.
Por supuesto, como en cualquier otra producción de súper héroes, por muy emocionante y vibrante que sea la película, el argumento de Black Adam resulta de lo más sencillo. No en tanto, el también llamado, hombre de negro es, un personaje más complejo de lo que aparenta, profundo y rico en matices.
Se mueve en una zona poblada por diversos claroscuros y se rige por su propio código moral. Y este último detalle es el que hace que sea más sencillo percibirlo en la categoría de antihéroe. Se trata de un electrizante filme con el que The Rock le devuelve la esperanza al DCEU. Sobre todo cuando tras las aún recientes cancelaciones de Batgirl y Zatanna, por decreto del nuevo CEO de Warner Bros., David Zaslav, no dejaron en buena posición al estudio en cuanto al Universo DC respecta.
Sin embargo, tiene todos los elementos que necesitaba. Y es que, además de la JSA encabezada por mi adorado Aldis Hodge como Hawkman, también tiene a Pierce Brosnan como Kent Nelson, más conocido por ser el Doctor Destino. Y se lo pasa bomba a lo largo de toda la película. Se nota mucho que tras tantos papeles serios y dramáticos, ha vuelto a disfrutar con un rol muy diferente de lo habitual: el de un superhéroe de DC. Pero es que, además, la cinta tiene a la estupenda Sarah Shahi en un papel principal. No se puede pedir más.
Johnson parece haber sentado con Black Adam la base del que será el nuevo pilar del Universo DC en el cine. Y es muy disfrutable: Repleta de grandes secuencias de acción como la lucha de Destino mostrando el alcance de sus poderes contra Sabacc o una de las escenas más gamberras de la cinta al inicio de la misma que recuerdan con mucho a la de la primera entrega de Kingsman.
Y también pone sobre la mesa un debate interesante que se ha dado en incontables ocasiones en las viñetas: el de los prejuicios que en no pocas veces, los héroes, con su regio código moral, convierten por defecto a personajes como Adam en villanos, instantáneamente, en villanos debido a sus aparentes acciones, sin llegar a conocer el trasfondo que les han llevado a ejecutarlas o, desconociendo el contexto.
Ese es el terreno en el que, lleno de grises, se mueve el personaje que, encarnado por Johnson en la gran pantalla, también ha formado parte -aunque brevemente- tanto de la JSA como del Escuadrón Suicida de Amanda Waller en las grapas de DC.
Un antihéroe con su propio sentido de la justicia dispuesto a romper con las normas establecidas y cambiar la jerarquía de poder que no se achanta ante nada ni nadie.
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