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Brad Pitt vuelve a la acción con Bullet Train, una explosiva película con el sello de Deadpool



Las cuatro palabras principales que son tendencia a la hora de describir Bullet Train son monótonas: “Brad Pitt. Disparos. Me parto de risa. Tremendo cast.” En cuanto a dar una primera opinión algo más cercana sobre la película, inmediatamente he dicho sí a una que define Bullet Train como un crossover entre Knives Out y John Wick. No puede estar más en lo cierto.


El 5 de agosto llega a salas la siguiente gran película protagonizada por Brad Pitt, Bullet Train. Tomando Japón como escenario principal y a continuación un tren de alta velocidad, la historia gira en torno a un maletín. Pitt quiere conseguirlo, al igual que los otros asesinos a bordo. Lo que no saben es que sus motivos estarán entrelazados en la historia detrás de este maletín.


Una gran historia acompañada de tiros y bofetadas

Bullet Train lleva siempre la historia por delante. En ella empiezan a integrarse personajes por todos lados. Con la promesa de disfrutar de una acción ininterrumpida, dosis de bofetadas y una bolsa llena de sorpresas, David Leitch (Deadpool 2, Atomic Blonde) hace lo que quiere con el tiempo en pantalla. En su atómica dirección consolida los rápidos movimientos de cámara con la ironía expuesta por cada personaje y en cómo cada giro narrativo afecta a la historia.

Una historia que, por cierto, se mantiene viva sin mucho esfuerzo, con sus idas y vueltas en cuanto a lo cronológico se refiere y empeñada en romper los estándares que se han podido crear por parte del público. Traer Knives Out a la mesa para simbolizar similitudes tanto en la parte de guion como en la parte de dirección es de lo mejor para dar pie al tipo de historia que es Bullet Train.


En su inmóvil estilo visual, la película es una rueda de acción, comedia, misterio, suspense, crimen y con sus toquecitos de drama. Pero es que funciona muy bien. En dos horas pasan muchas cosas. En efecto, hay mucho intercambio de balas, bofetadas, insultos y algún que otro cameo que ya de por sí funciona como broma – sin necesidad siquiera de decir palabra.


Elementos algo diferentes a la película de Ryan Johnson, por supuesto. Sin embargo, lo que, si comparten Knives Out y Bullet Train es el logro de hacer pasar un gran rato a la audiencia; con unos personajes interesantes, una trama inteligente y un humor negro que jamás se vuelve quisquilloso. Para acompañar esto, el sí añadido violento (ya marca de la casa) termina de completar lo que se espera ver de Bullet Train.


Tremendo cast y su reflexión sobre el destino

Pitt no quiere ser un cliché, y busca (y encuentra) esos momentos que crean el sello de otro personaje único para su carrera. El hecho de estar acompañado de otras caras como Aaron Taylor-Johnson y Brian Tyree Henry, en sus personajes de Mandarina y Limón, respectivamente, no hacen que sea difícil seguir el rollo de la película. Bad Bunny es El Lobo: un narcotraficante que quiere venganza (con Brad Pitt). Joey King es El Principe: una “dulce” asesina que también busca venganza (esta vez no con Brad Pitt).


El resto de los personajes, con más o menos presencia en pantalla, también acaban cruzándose con Pitt, ya sea para negociar, darse un par de tortas o intercambiar algunos insultos. Es lo que tiene Bullet Train; una interminable cantidad de escenas repletas de acción y humor donde todos los personajes acaban mezclados en el mismo misterio.


Cuando se trata de profundizar en las historias personales de cada personaje, Bullet Train lo hace con pinzas, solo en momentos puntuales que puedan dar una explicación o avanzar la película. No hay interés en dar a conocer lo que esconde nadie en pantalla, sino que todo lo que pueda ser considerado drama forma parte de un plano secundario para hacer funcionar la historia principal.


En su totalidad, la película ofrece una propuesta final en palabras de Pitt sobre lo que puede o no ser el destino, la casualidad o la mala suerte. Necesario que sea siempre desde un punto de vista escéptico mientras atropellan a alguien por detrás y explotan vagones de tren alrededor. Pero disfrutable y sacando una sonrisa a un público que ha recibido suficientes dosis de acción.


El cast consigue un balance entre estos dos elementos para no caer en una historia demasiado profunda y para evitar mantener únicamente el término blockbuster. Bullet Train resuelve sus problemas de desarrollo de personajes y el acelerón por querer cerrar un gran hilo de historias al final con su añadido visual, ya sea en el apartado de Leitch o en las caras que reciben los puñetazos.


Por sumar opiniones que puedan dar a conocer lo que es Bullet Train, podemos pasar por infinidad de detalles. Al final, se trata de una película que se presenta con mucho que dar a su público. Me encanta que se mantenga firme en ocultar ciertas sorpresas a los fans, reservadas solo para su visionado en cines. También me encanta que no engañe; que el trailer sea realmente una introducción de la deslumbrante experiencia que promete, y que en la película solo aumenta, y aumenta y aumenta en una sorpresa constante, para dar lo que quiere: unas dos horas llenas de adrenalina, risas y alguna que otra reflexión puntual sobre el universo y sus ironías.


– Anabel Estrella


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