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‘Brandy Hellville y el culto a la moda rápida’: destapando los “trapos sucios” de la marca de moda

La cultura de la moda rápida ha dominado el mundo de la moda durante décadas, pero recientemente ha enfrentado críticas y controversias por sus ejercicios comerciales y éticas, como es el caso de Brandy Melville. ‘Brandy Hellville y el culto a la moda rápida’ presenta una visión crítica de la marca y sus controvertidas prácticas.



Brandy Melville es una marca italiana que se ha convertido en una de las favoritas de las adolescentes, especialmente en los EE.UU. Sus prendas básicas y precios accesibles la han convertido en una elección popular entre las jóvenes, pero bajo ese furor se esconden oscuras prácticas y consecuencias para las más jóvenes, como la polémica “talla única” y su falta de diversidad de cuerpos, que conlleva un auge en los trastornos alimentarios.

Y esto es solamente la punta de un iceberg: trastornos mentales, nazismo e incluso agresiones sexuales se destapan en el documental ‘Brandy Hellville y el culto a la moda rápida’, un exhaustivo estudio dirigido por Eva Orner en el que nos metemos en la tripa de una industria cada vez más tóxica y contaminante.

Estas son algunas de las impactantes ideas que se describen en el documental.

“One size fits all”

La política de talla única de Brandy Melville ha sido objeto de mucha controversia. Al ofrecer solo una talla, una S cada vez más diminuta, la marca está promoviendo un ideal de belleza inalcanzable y potencialmente dañino para su clientela adolescente.  Ahí están los testimonios de sus antiguas empleadas: muchas de ellas han acabado teniendo un trastorno alimentario del que todavía están intentando recuperarse.



Pero ese no es el único “punto negro” que se esconde en la marca creada por Stephan Marsan: las empleadas, a menudo jóvenes adolescentes, son seleccionadas por “encajar con el estilo de la marca”, y se les pide que envíen fotos de cuerpo entero y enlaces a sus redes sociales, fotos de menores que se quedaban guardadas en grupos de Whatsapp de los grandes directivos. Además, las empleadas que ganaban peso eran despedidas, y las que no eran blancas o estaban muy delgadas eran relegadas a trabajar en el almacén.

Unas consecuencias endebles

Las prácticas cuestionables de Brandy Melville, además de sus comentarios racistas y sexistas, dañaron su reputación, llevando a un boicot por parte de sus empleados y un impacto en sus ventas. Sin embargo, todo parece haberse olvidado: la empresa ha mantenido su silencio y las adolescentes siguen consumiendo de esta moda rápida.



Una moda rápida que es cada vez más dañina con el medio ambiente y las condiciones laborales. Porque es importante recordar que, aunque Brandy Mellville ha sido objeto de críticas, no es la única marca de moda rápida que está cargándose el planeta.

Un planeta que estamos ahogando con kilos y kilos de tela de usar y tirar.



En resumen, ‘Brandy Hellville y el culto a la moda rápida’ ofrece una visión detallada no solamente de la polémica empresa, a través de entrevistas y testimonios de exempleados, sino que también pone en relieve las prácticas contaminantes y deshonestas de la moda rápida, buscando concienciar y hacer reflexionar (y con mucho éxito) al espectador.

Porque somos nosotros, como consumidores, quienes tenemos el poder de cambiar estas dinámicas al elegir marcas que respeten los derechos de los trabajadores y promuevan prácticas sostenibles.

 

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