La escritora sevillana de 39 años presenta su primera novela, ‘La noche que sonaron las campanas’, de la editorial Planeta
Alerta naranja, la Feria del Libro azotada por fuertes rachas. Libreros, escritores y visitantes miran al cielo con preocupación. Las lágrimas de Zeus están a punto de caer. Los primeros soplos de Eolo acarician las copas de los árboles. ¿Cuál es la plegaria? ¿Dónde está la cabra para la ofrenda?, preguntan los allí presentes en susurros. Incertidumbre ante la inminente llegada de los dioses griegos. Paraguas y chubasqueros, de mil colores, desenfundados como espadas. Ni la lluvia ni el viento van a aguarles a nadie la fiesta, a no ser que el can cerbero cierre las puertas entre estruendos y chapoteos. El Retiro, un lugar mágico, donde la ficción se hace realidad. A unos pocos pasos de su lago, los sueños e ilusiones de unos se compaginan con las historias de amor, de amistad y de fantasía de otros. Como decía el dramaturgo español Lupercio Leonardo de Argensola, “la literatura ha ganado más batallas que las armas”. Por mucho papel mojado, esperemos que no suceda, las letras y las palabras nos calan el alma. Posdata: si alguna divinidad se acerca, Carmen Macedo las asesinará con su pluma así que ¡tened mucho cuidao!.
Frente a la adversidad, un libro es un buen refugio. Los puestos de esta muestra literaria, que permanecerá abierta en Madrid hasta el 16 de junio, ofrecen, como agentes inmobiliarios, pequeñas viviendas temporales y asequibles. “Desde mi experiencia, el consejo más honesto que puedo dar es que escribas lo que a ti te gustaría leer. Una novela es un proyecto muy ambicioso, por eso no basta con la lectura sino que es necesario formarse, tener técnica, ensayar y hacer ejercicios”, reconoce la escritora sevillana de 39 años, que tiene en su mano una llave a promocionar. Con un trasfondo policíaco, ‘La noche que sonaron las campanas’, es un thriller rural, ágil, magnético, mágico, cautivador, lleno de grandes dosis de misterio y tensión, que nos traslada a los pueblos de montaña y a las leyendas ancestrales, con Asturias como protagonista principal. Intriga, venganza, crimen y mucha niebla bajo el sello NdeNovela, del Grupo Planeta. Para Carmen Macedo, “digo que no es un sueño porque no da ni para soñarlo de lo impensable que es que con tu primera novela te fiche una editorial como si fuera el Sevilla Fútbol Club. El hecho de que se publique y llegue a los lectores es suficiente premio para mi. Presión ninguna, expectativas quizás sí por lo que vendrá”.
De profesión directora de Marketing, profesora universitaria y, por si no fuera poco, doctoranda en Comunicación, además con formación en Criminología, “no me ha resultado difícil a la hora de la documentación, pero te hace tener un punto de exigencia alto porque quería una investigación plausible y con rigor a pesar de ser ficción”. La pasión por las palabras, lo policial y la novela negra le dieron el impulso necesario para crear su primera obra. Esta todoterreno afirma que “es muy difícil elegir entre una de estas tres áreas, ya que escribo desde mucho antes de terminar Periodismo. Para mí, la escritura está en el plano de lo divertido, por eso a lo mejor me quedo con esto aunque me encanta mi trabajo”. Con muchas adaptaciones cinematográficas y futuras producciones en camino, Carmen Macedo nos explica por teléfono que “la novela está narrada para ser leída. Si que es verdad que hay tanto escenario que hace que sea un producto audiovisual bonito, pero no fue planteada con esa intención. Si surge la oportunidad, iremos adelante con ello, llegando a más público. De momento, es algo que no veo como posible”. Por su calidad, ¡crucemos los dedos para que alguna productora compre los derechos y veamos tarde o temprano ‘La noche que sonaron las campanas’ en la pequeña o gran pantalla!.
“La novela que yo escribo y la que me gusta, la policial y la de investigación, encuentra en el norte de España un lugar maravilloso para su misterio y magia. En el sur, sería complicado”, matiza Carmen Macedo que recalca que “hoy por hoy, no es posible que ambiente la trama de futuros proyectos en Sevilla. No puedo decir nunca, pero ahora no entra en mis planes”. La lluvia, la niebla, los truenos, el frío, los sonidos del bosque, los ecos de la montaña dotan a ‘La noche que sonaron las campanas’ de un realismo mágico perceptible. Uno de los elementos más originales de esta ficción es que el lector, según su escritora, “conocerá Asturias a través de la mirada y las vivencias de un protagonista andaluz, Juan Peña”. En efecto, esta obra representa un punto de unión entre los de arriba y los de abajo o como le he bromeado, un ‘8 apellidos asturianos’ versión thriller.
‘La noche que sonaron las campanas’, con un regusto a fabada y arroz con leche, es una carta de amor asturiana por los cuatro costados. En su debut literario, su autora rinde homenaje y pone en valor la naturaleza, los paisajes, la forma de vida y la diversidad del Principado. “Sin ninguna duda, Bermiego es donde quería poner el foco. Un sitio muy poco conocido y fuera de los circuitos turísticos. Refleja la pura esencia de Asturias”, recomienda para sentir ‘la llamada del norte’. Carmen Macedo presenta en esta novela un escenario rural, tan fascinante como mortífero como el asesino del cachopo. A pesar del riesgo, el lector querrá quedarse a vivir en sus páginas, atrapando a todos los amantes de la tierrina entre sus solapas legendarias. El tejo, los sonidos y la huestia, la Santa Compaña de esta zona, son matices mágicos claves a la hora de esclarecer las circunstancias de un crimen vertiginoso.
“Hay tantas cosas para leer que no me siento con el derecho de decirle a las personas que lo hagan. A los lectores más clásicos y ortodoxos de novela negra le puede gustar. Es amena, pero seguro que a quien le encante el norte y Asturias, la va a disfrutar mucho”, entonces no os podéis perder ‘La noche que sonaron las campanas’, la última novela de Carmen Macedo, una escritora que visita este mes de tormentas veraniegas con un tejo de 329 raíces. Está disponible en todas las librerías, tiendas y canales de venta de España. ¡El perfecto refugio para una ciclogénesis explosiva!.
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