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Crítica Aidalai: una fiesta que desearías estar invitado y si no con total seguridad te colarías



El tributo a Mecano, tras su escala en el Teatro Coliseum, en Madrid, se despide de su gira por España en la localidad de La Solana, en Ciudad Real


Tras un periodo de represión, miedo y oscuridad, un nuevo amanecer se vislumbra en el horizonte. Llamémosle democracia. Una transición ardua, costosa, pero necesaria para dejar de ser, como popularizó Machado, “un país de charanga y pandereta”. Madrid, la ciudad que nunca duerme, despierta de su peor pesadilla. Temores imborrables que hoy en día sigue helando la sangre a miles de ciudadanos. La música, el cine, la moda y el arte en general rompen con las cadenas del régimen. La denominada movida madrileña nace como un movimiento de libertad e igualdad, que captará la atención de muchos españolitos, como decía Mecano, que querrán disfrutar del día y de la noche en la capital.


Parezco Carlos Hipólito narrando el inicio de un episodio de la longeva serie ‘Cuéntame cómo pasó’. Muchas veces, somos partícipes, como la familia Alcántara, en los devenires de un país con solo pulsar el botón de reproducir. Cuando escuchamos una canción, una de dos, rememoramos nuestro pasado o descubrimos una época que solo hemos llegado a conocer a través de la televisión, los libros de texto o los testimonios de nuestros seres queridos. Melodías y partituras que configuran una máquina del tiempo llamada música. El Teatro Coliseum creó esta semana una paradoja temporal, en la que durante dos horas, los asistentes pudimos disfrutar por un día de la movida madrileña sin despegarnos “casi” de nuestros asientos.


Pese a ser versionado por muchos cantantes e incluso ser el argumento de algún que otro espectáculo, las canciones de Mecano volvieron a sonar en la Gran Vía un año más. ‘Aidalai. Tributo a Mecano’ pone el broche final a su gira en la localidad de La Solana, en Ciudad Real, con una fiesta en la que más de uno se colaría. ¡Muy de la época!. Un concierto bien cuidado, respetuoso con el material original, donde “hoy no me puedo levantar” no es una excusa que valga. Público entregado al cante y al baile en un homenaje, sin artificios ni maquillaje, a un grupo cuya música es burbujeante como la Coca Cola y adictiva como la heroína más pura. Pasado, presente y futuro al son del Dalai Lama.



Por muchas versiones, Mecano es Mecano al igual que una rosa es una rosa. Hay veces que resulta difícil valorar los tributos porque puede ser que seamos fans de ese cantante o de esa banda y los veamos como insulto hacia ellos. En este caso, ‘Aidalai’ puede decir a viva voz que le llega a la suela de los zapatos a esta agrupación de la movida madrileña. Siendo conscientes del legado, no es simplemente una copia sino dentro de los límites, por medio de juegos de luces, mini cambios de vestuario, pero sobre todo buena onda, ofrece algo completamente distinto.


Sobre el escenario se escucharon las canciones más icónicas del grupo liderado por Ana Torroja en una jukebox que sonó durante dos horas y nos dejo a los asistentes sin aire, orbitando como Laika. Lo más interesante es que es un show casi teatral, que rompe con la cuarta pared e interactúa con el público a través de los significados que pueden extraerse de las melodías. Da igual que estés en Madrid, Hawái o Bombay, un buen sabor de boca y con ganas de más te deja.



Por generación, la movida madrileña no fue mi época ni Mecano mi referente, pero si para muchos asistentes al concierto en el Coliseum. Es un show donde la edad no importa. Jóvenes y mayores, ambos hijos de la Luna, unidos por el amor a la música, donde estos últimos volvieron a vivir una segunda adolescencia. Esta atmósfera antioxidante fue gracias a la potente voz de Isabella Fernández y a los ritmos frenéticos de Pepe Monzón, Daniel Millán y Manu Porras, vocalista y músicos respectivamente.


‘Aidalai’, que se basa a su vez en las canciones de Mecano, nos enseña que las mujeres pueden caminar juntas de la mano, que el VIH no tiene porque ser una palabra tabú en la sociedad y que hay que luchar contra las injusticias, pero no con navaja en mano. No fue en un 7 de septiembre, pero tras ver este espectáculo, me va a costar olvidarlo. ¡Ojalá vuelva el año que viene con una nueva gira!.

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