Con un tinte más cercano a la acción que a los misterios que caracterizan a la serie, esta nueva película se convierte en una de las más disfrutables a nivel narrativo y estético. Una autentica delicia para los seguidores del manga y para los espectadores esporádicos, que sin duda les dejará con ganas de conocer más a Conan Edogawa.
Si hablamos de animes y mangas que ya son toda una institución en este género, que forman parte de los pilares de el género animado japones, no podemos olvidarnos del eterno “Detective Conan”, esa serie de manga que ha pasado por todos los formatos audiovisuales desde que comenzó a editar sus comics (allá por 1994) y que congrega más seguidores del pequeño detective a cada año que pasa.
Y no importa lo mucho que te acabes alejando, por diferentes motivos, de la historia original. El misterio y la necesidad de resolver las preguntas que trae consigo es más fuerte que el paso del tiempo.
Conan llego a la pequeña pantalla en 1996, el mismo año en el que yo nací, y por lo tanto, lleva toda la vida conmigo. Aún recuerdo esos fines de semana disfrutando de este anime, intentando resolver el misterio antes que el protagonista, intentando fijarme en todos los detalles para luchar contra el reloj. Incluso creo que mi pasión por Sir Arthur Conan Doyle podría haber empezado en este momento.
He seguido la serie frecuentemente a lo largo de mi vida, pero obviamente ha habido épocas que me han llevado por otros derroteros y he acabado olvidándola. Pero siempre tiene una manera de volver a mí.
Esta es una de las últimas.
Un thriller de espionaje que explota lo mejor de sus personajes principales
‘Detective Conan: Black Iron Submarine’ comienza hacienda un repaso vital para poner en situación, para ayudar a espectadores más jóvenes y a aquellos que se han alejado con el tiempo a situarse en el espacio y en el tiempo. Esa introducción narrativa está bien elaborada, con una estética atrayente, una melodía ya reconocible por el público y un relato sencillo pero efectivo, que permite resumir en poco más de un minuto todo lo que ha pasado hasta el momento y cuáles son los personajes más importantes en esta trama.
Y son esos personajes, a través de los títulos de crédito y lo que vamos conociendo a lo largo de la novela, los que dan personalidad al guion, tanto aquellos que ya conocemos, y en los que profundizamos en su carácter, como por lo que acabamos de conocer, que dan carisma y aire fresco a la historia del detective.
A partir de ahí, nos sumergimos en un relato frenético, que comienza con una persecución fatal y un intento de bajar la intensidad que dura poco: un viaje entre amigos para ver ballenas en Hachijo-jima acaba con Conan y Ai en la moderna Boya del Pacífico, una estación internacional que conecta con las cámaras policiales de Europa y Japón, buscando en un futuro conectar el mundo.
Las nuevas tecnologías, centro de una carrera de fondo que se disfruta hasta el final
Con una trama muy centrada en la tecnología actual, con un mundo hiperconectado, inteligencias artificiales y reconocimientos faciales pan generacionales que ponen en peligro a nuestros protagonistas, las casi dos horas de película se pasan volando entre explosiones, asesinatos y juegos de espías que hacen que el cerebro no pare a aceptar lo que está viendo.
Y en los momentos en los que la trama nos da un pequeño respiro y parece que todo parece ir más despacio, a punto de acabar, son hábilmente escritos, con escenas muy bellas estéticamente hablando y con movimientos y giros de cámara bastante bien realizados que acompañan el ritmo de la trama. Sin duda, uno de los puntos fuertes de la película.
Y sí, como toda la saga de Detective Conan, si tienes cierto recorrido es fácil que puedas averiguar el final, pero eso no la hace menos disfrutable. Con unos villanos a la altura (los siempre enigmáticos Hombres de Negro) y un final conclusivo pero abierto para su próxima reanudación en próximas aventuras, ‘Black Iron Submarine’ juega bien al despiste hasta el final, convirtiéndose, bajo mi opinión, en una de sus mejores entregas cinematográficas.
Comentarios