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Dolor y gloria: Almodóvar en su mejor momento

Pedro Almodóvar regresa con una de sus películas más personales y autobiográficas. Antonio Banderas da vida a Salvador Mallo, un cineasta retirado por problemas de salud, que se reencuentra con Alberto Crespo, intrepretado por un genial Asier Etxeandía, un actor con el que discutió hace 32 años. Cuando la Filmoteca restaura Sabor, la película que los separó, Salvador propone a Alberto realizar una presentación conjunta. Este encuentro con el pasado hace que la vida de Salvador cambie radicalmente, dejando la rutina a un lado, dándole ganas de escribir, haciéndole recordar su infancia, y sumergiéndole en el mundo de la droga.

Paralelamente se muestran constantes flashbacks de la infancia del personaje, cuando se trasladó a vivir a Paterna junto con sus padres (Penélope Cruz y Raúl Arévalo), en una época de penalidades económicas en la que había que hacer cualquier cosa para salir adelante.


Como el propio Almodóvar comenta en una entrevista para Europapress, la historia de Salvador está basada en su propia vida, pero no todo lo que sucede en la película sucedió en la realidad. Esto nos deja con la curiosidad de saber qué partes son reales. Lo que sí sabemos es que en el set de rodaje se hizo una réplica de la casa real del director, con mucho detalle.

Nos encontramos con una historia realista e íntima, con el inconfundible toque almodovariano, pero alejada de bizarradas como La piel que habito. Contada en dos épocas distintas, los cambios de una a otra son totalmente naturales e, incluso, indispensables para seguir con la historia. Las diferentes situaciones a las que se enfrenta Salvador le hacen volver al pasado, en el que vamos viendo aspectos del personaje que tienen mucho que ver con su futuro. A pesar de las muchas escenas cómicas, no hay ninguna que sobre, todas tienen su por qué. Y por ello, todos los personajes son necesarios para el argumento, como se podrá ver al final de la película. Dicho final es sencillamente majestuoso, dejando un buen sabor de boca al salir del cine.

Destacan las actuaciones de Banderas y Etxeandía, soberbios ambos, pero sin olvidar los papeles de Nora Navas, Julieta Serrano y Leonardo Sbaraglia, cuyos roles no vamos a revelar para no perder la sorpresa, aunque se descubren con facilidad mientras se ve la película. Como es habitual en el cine de Almodóvar, banda sonora, fotografía y aspectos técnicos cumplen a la perfección.

En resumen, Dolor y gloria es una de las mejores películas del cineasta, que encantará a sus fans, gustará a los que no son seguidores de su carrera, y convencerá a los espectadores más reticentes a su cine.


Estreno en España: 22 de marzo.

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