Este espectáculo, dirigido por Antonio Banderas y considerado por muchos profesionales del teatro internacional como 'El Mejor musical de la historia', se podrá disfrutar hasta el 12 de enero en el Teatro del Soho de CaixaBank de Málaga. A partir de febrero, en el Teatro Apolo de Madrid
ConCdeCultura: ‘Gypsy’ es un clásico de Broadway pero, en este caso, con una vuelta de tuerca. ¿Qué podemos encontrar en esta versión?
Lydia Fairén: En esta versión podéis encontrar desde los veinte hasta los cincuenta porque hay una clara evolución. Unas décadas que no son literalmente las que fueron. Sobre el escenario, una realidad llena de imaginación, futurismo y modernismo para acercar este título a las generaciones más jóvenes. Hay muchos números musicales que, por ejemplo, el que hace June, que interpreta Laia Prats, mi hermana en la obra, es más de una estrella del pop que de una niña artista de los años 20. Creo que esta estética renovada es lo que atrae al público.
Es una historia que es muy conmovedora, que atrapa, que remueve a la gente por dentro, que sorprende y sobre todo su giro dramático, que no quiero adelantar por si nadie sabe de qué va 'Gypsy'. Cuando parece que la cosa va a tirar por un lado, va hacia el otro y es alucinante. Y hacerlo es una maravilla. Tenemos una orquesta de 26 músicos, o sea, eso no está en ningún otro musical de España. Esto nunca sucede. Solo lo tenemos aquí, en Málaga, por eso que no esperen a que podamos ir a otra ciudad porque esto solo pasa una vez en la vida.
C: Es un musical que plantea un debate en su argumento. ¿Crees que hoy en día muchos padres y madres quieren que sus hijos sean artistas sin pensar en ellos solamente por cumplir los sueños que no han tenido? En otras palabras, ¿consideras que los padres son como el personaje de Rose, interpretado por Marta Ribera?
LF: Creo que hoy en día, por suerte, hay mucha más consciencia en cuanto a los niños y eso quiero pensar. Mis padres me han apoyado en todo, pero nunca me han buscado castings ni nada por el estilo, es decir, siempre lo he hecho yo en ese sentido. Ellos me han acompañado, me han animado, me han ayudado económicamente cuando lo he necesitado, pero el camino me lo he labrado yo misma trabajando.
Tengo muchos compañeros que sus padres son los que les han indicado un poco el camino por donde ir. Y han llegado a ser grandes artistas, pero psicológicamente les ha afectado muchísimo. Quieras o no, hay como una necesidad de aprobación por parte de tu familia, que si ya como interpretes tenemos inherente eso por parte del público, que encima la tengas en tu propia casa, es una carga que cuesta deshacerse.
C: Y hablando de tu personaje, Louise, en tres adjetivos, ¿cómo lo describirías?
LF: Compasiva, empática y alegre.
C: Hemos visto en tu Instagram que también haces de vaca en la función. ¿Te habrías imaginado alguna vez hacer de algún animal?
LF: Jamás me lo habría imaginado. Recuerdo que Jerónimo Rauch me contó una vez que en una obra o en un show hizo de gorila. Dije "¡hostia, mamá, tiene que ser heavy!". Y alguna vez lo pensé, cuando me toque hacer de animal, y he visto que mis inicios en el mundo animal es ser una vaca. Me gusta mucho, es muy divertido, muy complejo, porque no veo prácticamente casi nada, o sea, solo por la ranurita de la boca y con la cabeza moviéndose un poquito.
Si esto no fuera difícil además tengo que bailar y pegar saltitos desde dentro de la vaca con otra persona detrás. Mis compañeras Marina Espíldora y Paula Díaz se turnan para ser el culo del animal, Es una coreo combinada y a la vez no ves el suelo, sino lo justo para no matarte. Tengo a mis compañeros asegurándose que si de repente me voy un poquito al límite del escenario, me agarrarán como sea.
Me parece un reto, y obviamente, si vas a hacer de vaca y el mamarracho, vas a realizarlo al 200%, porque si no, nadie te lo compra. ¡Voy con ello a tope!.
C: Seguro que en el colegio habrás hecho alguna función escolar, y es muy común siempre el hacer de árbol, o una cosa así como muy extraña. ¿Recuerdas haber interpretado algo que has dicho "Tierra, trágame"?
LF: En mi colegio no había teatro, pero si lo hubiese hecho antes, seguramente antes hubiera sabido que me gusta. Nunca he interpretado ningún personaje que piense "Dios mío, ¿qué estoy haciendo aquí?". La verdad es que siempre intento sacarle la parte positiva y la de aprendizaje y disfrutar, aunque sea de roca 4, ¿sabes?
No hay papel pequeño para mí. Siempre intento dar lo mejor de mí y disfrutarlo, y si no tiene mucha chicha, ya me la invento. Por ejemplo, me imagino la familia de la piedra o que en realidad quería ser acróbata y de repente voy dando volteretas por el escenario, ¿sabes? Me apaño para que nada sea ridículo, y si lo es, soy la reina, o sea, me encanta hacer el tonto, el mamarracho, y encima si me dan rienda suelta... a veces me tienen que decir "ok, Lidia, frena un poco porque se nos está yendo de las manos". Ahora mismo la vaca ya está empezando a hacer twerking. Entonces, por suerte, mi culo, como está de cara al de la vaca, no se ve. Solo se ríe la compañera que tengo detrás.
Pero, no, yo creo que no hay ningún personaje así ridículo, y si lo hubiese hecho, no me hubiese importado, me hubiese encantado. Incluso te diría, siempre he admirado, por ejemplo, la gente que hace de césped en 'El Rey León'. Hay uno en concreto que en una escena se indigna y se levanta. A mi la hierba indignada es lo que más me gusta de la función. Nada más verlo dije "¡olé tú!". Ese quiero que sea mi papel.
C: Hemos visto que también has sentido 'La llamada' de ser artista. Si alguien te pidiese un consejo para seguir tus pasos, ¿cuál sería?
LF: Le daría el consejo de formarse y que el objetivo no sea llegar a ningún lado sino ser el mejor artista posible. No intentes ser igual que la otra persona porque no puedes sino se tú mismo. Lo que tú ofreces es distinto a lo de los otros aunque pueda parecerse. Cada uno tiene sus cualidades, por eso la clave es no competir ni ser mejores sino intentar hacer familia, comunidad y buscar aquellas personas que te nutren. Aprender mucho de ellos, de cada uno de tus compañeros y sobre todo tener una mente positiva y remar a favor porque siempre habrá problemas de sonido, de luces, de vestuario o tuyos propios que no controlas. Es importante el buen rollo, ponerse en el lugar del otro e ir todos a una, ya que se transmiten en el escenario.
ConCdeCultura: La última pregunta de esta segunda parte de la entrevista. ¿Por qué nadie se puede perder ‘Gypsy’ y tiene que ir a Málaga sí o sí?
Lydia Fairén: Uno de los musicales, por no decir, el más importante de la época dorada de Broadway. Fue un antes y un después en la historia del teatro musical americano. De este, salió mucha inspiración para otros espectáculos que se han hecho. Es una historia que no deja indiferente a nadie, muy actoral y con números de alta calidad. Han venido gente de Estados Unidos y nos han dicho que "estamos a la misma altura que ellos perfectamente". Yo no tenía ninguna duda porque en España no estamos para nada lejos y mira que yo he estudiado allí.
Además, en Málaga tenemos 26 músicos de orquesta y llevárselos a otra ciudad es muy complicado así que, por si acaso, "no vuelve a ocurrir", recomiendo venir aquí. Estamos a gusto, el frío asoma, pero no mucho. Una buena experiencia y fácil de venir. Sin duda, es donde ha nacido 'Gypsy' y se nota que se ha hecho especialmente para el Teatro del Soho de CaixaBank. Cuanto antes lo veas, te arriesgas menos a los spoilers y a que te lo cuenten, ¡Quedan muy pocas entradas!
RECORDATORIO
Málaga: Teatro Soho de CaixaBank: hasta el 12 de enero.
Madrid: Teatro Apolo: del 7 de febrero hasta el 23 de marzo.
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