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Eva Santana: “Todos llevamos puesta una máscara de hipocresía, que hace que no enseñemos lo que realmente ocurre en nuestras vidas sino solo lo bonito e ideal”



Tras publicar las novelas juveniles ‘Mi amigo Alemán’ y ‘El Hilo’, finalista en el XXIX Premio Edebé, la escritora catalana presenta su primera ficción para adultos, ‘La falacia de Montecarlo’, de la editorial Contraluz


Cara o cruz, monedas insignificantes para los dioses. O como diría William Shakespeare, “el destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos con ellas”. Buen conocedor de los designios de Tyche, al igual que el escritor británico, giramos en una continua ruleta rusa. En un tapete o sobre una mesa de un casino, nuestras decisiones en manos de la suerte. Rojas o negras. Ganas o pierdes. Fortuna o infortunio. Todo para la banca o para tu casa. Creemos ser crupier de la vida, pero cada partida que echamos y por muchos as bajo la manga y naipes contados, nos demuestra una y otra vez que el futuro es incierto. SIEMPRE. Una clara evidencia es que tristemente no hay joker ni comodín que sepan cómo será lo que vendrá. Ni tampoco bolas blancas y fichas de colores que valgan. Solo TÚ puedes elegir entre poner cara de póker y esperar o seguir nadando contra viento y marea hasta alcanzar esa ola perfecta como surfista en su tabla. No es Meryl Streep en ‘Mamma mia’ ni una integrante de ABBA, aunque en sus obras se puede sentir ‘The winner takes it all’. Para Eva Santana, “yo si creo en el azar. Hay cosas que no se pueden controlar. Hace unos días fui a un concierto de Estopa y leí en sus redes que ellos han sido afortunados porque hay muchos cantantes con talento y buena música que no han triunfado en la industria. Lo achacaban a la casualidad”. No se la probabilidad exacta sin embargo apostaría alto a lo que señala esta autora de que “una parte es preparación y esfuerzo y otra es una variable desconocida que pone a cada uno en su lugar para bien o para mal”.


“Es una historia muy bonita y real. Se la conoce también como ‘la falacia del jugador’. En el casino de Montecarlo, el 18 de agosto de 1913, cayó 26 veces seguidas en la ruleta la bola en el color negro. La gente creyó que iba a salir el rojo y comenzaron a apostar y a perder mucho dinero. La creencia errónea de que como algo que ha pasado siempre está a punto de cambiar o al revés significa que el azar tiene en cada tirada las mismas probabilidades”, bajo esta premisa la escritora catalana presenta ‘La falacia de Montecarlo’, su primera ficción para adultos. Después de ‘Mi amigo Alemán’ y ‘El Hilo’, finalista en el XXIX Premio Edebé, “es diferente escribir para jóvenes que para mayores. La dificultad radica en encontrar una trama que atrape además de desarrollar bien a los personajes. Las novelas juveniles suelen ser cortas cuyo protagonista es un adolescente que le suceden cosas que no veremos en obras para un público más maduro. Me resulta fácil porque tengo hijos aunque cuando vayan creciendo me parecerá más complicado”, se adentra por primera vez en este sector, junto a la editorial Contraluz, con un relato de amor y de traición, de secretos de familia, de nuevas oportunidades y de rupturas tardías, de ganadores y perdedores, donde los lectores descubriremos mujeres empoderadas, siendo todas ellas dueñas de sus vidas. Aspectos, que en esencia hacen que sea una apuesta segura para este verano. Según Eva Santana, “como profesora universitaria, es fundamental que los alumnos lean a pesar de ser una cruzada. Disfruto mucho más narrando vivencias cercanas a mí, sin embargo seguiré publicando libros tanto para niños como para aquellos que dejaron la niñez atrás”.



Ambientada en el mundo editorial, cuya narración se localiza en Barcelona, en la Costa Brava y en La Cerdanya, “aparte de estos rincones, recomendaría El Maresme, que es de donde vengo y queda en un segundo plano. O también miles de pueblos catalanes para disfrutar de sus paisajes, gastronomía o de su arquitectura típica llamada saratana”, la autora de ‘La falacia de Montecarlo’ muestra una serie de personajes ambiciosos, que tendrán que hacer frente a situaciones difíciles, que les obligarán a tomar decisiones que cambiarán el rumbo de sus vidas. Para siempre. Débiles, adictas al trabajo, controladoras, hipócritas, poderosas, luchadoras, pero sobre todo protagonistas empoderadas en una historia que rompe con los estereotipos. “Soy feminista. Creo en el feminismo y en la igualdad de género absolutamente. En todo lo que escribo, ya sean libros o guiones, busco siempre la visión de la mujer, pero a través de distintos perfiles. Quiero que el lector se sienta identificado y sea capaz de decir “¡ostras! Que pena que esta persona no reaccione como debería””, recalca. Madres, esposas e hijas enredadas en secretos de familia, “me considero alguien que sabe escuchar y amiga de mis amigos, es decir, cuando me cuentan algo, no se lo comento ni a mis hijos ni a mi marido. Esa es la base de una buena amistad. En mi novela, critico la falsedad”, que nos atraparán en sus primeros desvelos.


“Más que difícil lo quería hacer bien. No quería escribir una novela histórica, pero sí que hay una parte de documentación real como esas historias de contrabando que sucedían cuando España y Francia estaban separadas por una aduana. Me inspiré en una casa cerrada en Puigcerdà, donde fui a su archivo e investigue acerca de esta comarca”, matiza Eva Santana que afirma que “en esta obra, se critica a las familias pudientes, a la aristocracia y aquellas clases sociales que viven fuera de la realidad. Habrá gente maravillosa seguramente en todos los círculos, pero yo hablo de aquellas personas, que por cuna o herencia, tienen privilegios que no se han ganado o un estatus no merecido”. ‘La falacia de Montecarlo’, a fin de cuentas, es una crítica al idealismo de ‘las familias de anuncio’ y al enriquecimiento ilícito de algunas fortunas de la alta burguesía catalana. La profundidad y la complejidad de las protagonistas conforman una trama con múltiples vértices, que dejan poso para reflexionar sobre temas tan importantes como la falsedad. “Todos llevamos una máscara puesta de hipocresía, que hace que no enseñemos lo que realmente ocurre en nuestras vidas sino solo lo bonito e ideal. Esto es lo que quería reflejar, ya que en el cara a cara con un amigo no sabes qué pasa al cerrar la puerta de su casa. Existe demasiado postureo en la sociedad, es decir, cuesta mucho que cuando le preguntas a alguien “¿cómo te va?”, te responda “mal”. Todo el mundo te dirá que “bien””, comenta.



Con muchas adaptaciones cinematográficas a la vuelta de la esquina, la escritora catalana nos explica por teléfono que “me encantaría ver mi obra en la gran pantalla. Muchas personas me han dicho que es muy de película. Tiene mucha acción, conflictos y evolución de personajes. Te atrapa y es tan adictiva como el fentanilo o más. La mayoría de los lectores que han contactado conmigo después de terminar el libro lo han devorado en menos de una semana y eso está muy bien”. De acuerdo a Eva Santana, “el consejo que les daría a mis seguidores es que lean mucho y que piensen que esto es una carrera de fondo. Agradezco a mi agente Silvia Bastos por su apoyo porque esto es un trabajo de equipo, donde tu escribes y la otra persona te representa ante un editor y te señala lo que se puede mejorar. Considero que uno no puede venderse por sí mismo sino ante un tercero, da mayor credibilidad que lo haga otro”.


“Os va a atrapar desde el primer momento con una historia que os sentiréis identificados con sus personajes. Todos conocemos a una Adela rancia, a un Sergio crápula o una Blanca pánfila. Además, veréis paisajes bonitos y reales llenos de misterio y contrabando”, entonces no os podéis perder ‘La falacia de Montecarlo’, la última novela de Eva Santana, una escritora que nos visita este mes de agosto para que apostemos con ella todo o nada nuestras 392 fichas de colores. Está disponible en todas las librerías, tiendas y canales de venta de España. ¡Cuidado con el juego! Si abres sus páginas, vas a tener un problema difícil de curar: adicción literaria. Tampoco te lo juegues a los dados, el azar hará que lo leas si o si.

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