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Godzilla vs Kong, monstruosamente épica




Llega a las carteleras uno de los blockbusters más esperados de los últimos tiempos: Godzilla vs Kong, y lo hace de la mano de Warner Bros y Legendary Entertainment, que va en compañía del estudio original japonés Toho. En 2014 hubo un reinicio (reboot) de la franquicia Godzilla, que dio el pistoletazo de salida a lo que acabaría por convertirse en un universo de criaturas bajo el sello MonsterVerse. En junio del 2019 llego la segunda entrega bajo el título Godzilla: King of the Monsters, con la finalidad de rendir homenaje al film de 1956 de Ishiro Honda, maestro en la dirección de kaijus (3ª entrega de las originales niponas, que llevaba el mismo título). Pero también otra criatura muy conocida, King Kong, tuvo su protagonismo y reboot americano y en 2017 llegó Kong: Skull Island. Poco después, se anunció el crossover, una lucha a vida o muerto en el que ambos titanes se enfrentarían. Aunque no es la primera vez que esta lucha tiene lugar, ya que el 1962 ya se enfrentaron en la película japonesa dirigida también por el cineasta Honda. Por lo tanto, esta nueva producción es una secuela de las anteriores y es la cuarta bajo el sello MonsterVerse. Dentro de la franquicia de Godzilla es la 36ª producción, mientras que de King Kong es la novena.


El film norteamericano está dirigido por Adam Wingard (The Guest o Blair Witch) y escrita por Terry Rossio, mientras que la BSO corre a cargo de Junkie XL. El elenco lo conforman Alexander Skarsgård, Millie Bobby Brown, Rebecca Hall, Brian Tyree Henry, Shun Oguri, Eiza González, Kyle Chandler, Zhang Ziyi, Lance Reddick, Demián Bichir, Jessica Henwick o Julian Dennison, entre otros.






En toda la saga se juega con la Teoría de la “Tierra Hueca”, la cual asegura que en el interior de la Tierra existe otro planeta con su Sol interior y todo lo que ello implica. En ella habitan monstruos gigantes gobernados por un líder. Este submundo tiene como acceso la superficie de la Isla Calavera de Kong con otro totalmente desconocido. Este hecho justificaría la aparición de los monstruos por alguna grieta entre los dos mundos.



La trama se centra en Godzilla y Kong, dos de los titanes más poderosos de un planeta habitado por todo tipo de aterradoras criaturas, que se enfrentaran en un espectacular combate que acabará sacudiendo los cimientos de la humanidad.  Kong y sus protectores emprenderán un peligroso viaje para encontrar su verdadero hogar. Con ellos está Jia, una joven huérfana con la que el gigante tiene un vínculo muy especial y poderoso. En el camino se cruzan inesperadamente con Godzilla, que parece que algo lo ha alterado y va causando destrucción allá por donde pasa. El choque épico entre ambos monstruos será sólo el principio de un misterio que asola las profundidades de la Tierra.


En la anterior entrega se presentaron hasta 17 titanes (kaijus) que conforman el MonsterVerse hasta donde lo conocemos, aunque la mayoría de ellos pasaron desapercibidos y solo se nombraron mediante fichas o imágenes de sus ubicaciones repartidas por el mundo. Tras la titánica lucha entre Godzilla, junto a su aliada Mothra (la mariposa gigante y reina de los monstruos), y el dragón de tres cabezas, King Ghidorah, los monstruos mostraron su lealtad a Godzilla y lo consideraron su Rey, incluido Rodan, el Pteranodon que inicialmente iba en su contra. Tras estos acontecimientos la paz volvió a reinar sobre la Tierra, pero algo ha cambiado y parece ser que Godzilla ha vuelto para mirar de restablecer el equilibrio. La organización científica Monarch se embarcará en una misión de alto riesgo y pondrá rumbo a territorios inexplorados para descubrir el origen de estas criaturas, en un último esfuerzo por intentar protegerlas, ya que este giro podría hacer que tuvieran las horas contadas, puesto que existe una teoría conspiratoria que pretende erradicarlas.



A diferencia de los anteriores films, en esta la presencia de las criaturas es prácticamente total, ya que aparecen en pantalla casi todo el rato, tan solo hay escenas de transición en la que los humanos dan explicaciones a los hechos que tienen lugar y justifican algunas de las cosas que están pasando. Esto crea un gran dinamismo y ritmo a la historia, la cual aporta un gran entretenimiento y acción trepidante, dejando al espectador clavado en la butaca y pendiente de la pantalla. Tiene un arranque en clave de humor que ofrece una visión desviada de lo poco después tendrá lugar. Todo ello transmite buenas vibraciones, energía y unas impresionantes batallas muy bien diseñadas y coreografiadas. Si a esto se le añade una escenografía espectacular, en unas ubicaciones estratégicamente seleccionadas (hasta para rendir homenaje a las clásicas niponas), una banda sonora cañera con la que retumban las butacas con notas acompasadas con los rugidos de las criaturas y un diseño de personajes que luce un detallismo y realismo muy bien cuidado; obtenemos una cinta con muchas virtudes que sabe unir todos los elementos de los que dispone y ordenarlos de manera que tengan sentido y respondan a todas las cuestiones planteadas anteriormente en el universo. Es imperativo disfrutar de ella en la gran pantalla, ya que su gran definición y sonido envolvente te transporta a ese mundo y hace la experiencia más completa. Al fin y al cabo, el cine se inventó para transmitir emociones y las de esta película son muy fuertes. Además, funciona perfectamente como una alternativa de evasión de una situación en la que llevamos atrapados más de un año y se agradece olvidarse de los problemas durante dos horas en las que dos titanes se pelean y ofrecen un espectáculo de CGI con una buena dosis de entretenimiento.


Godzilla vs Kong también plantea la importancia de la comunicación, ya que sin ella se crean malentendidos y situaciones que se podrían haber evitado simplemente hablando y razonando las cosas. Y que detrás de muchas decisiones vitales en la vida hay un único propósito como el de ser feliz o conocer el origen de uno mismo. Las criaturas son seres con sentimientos, con capacidad de comprender y simplemente hay que prestar atención a lo que intentan transmitir. Su enorme tamaño, los evoca a ser unos incomprendidos, sumado a la poca humanidad de las personas es lo que acaba por dar paso a la confusión y a la destrucción, pero no sólo de lo físico también de lo uno es incapaz de ver a simple. El egoísmo y el egocentrismo son dos conceptos que el film también transmite a la perfección, un mero retrato de la sociedad actual que tiene postrado el ojo en su propio ombligo y busca su propio beneficio sin importar lo que esté en juego o lo que puede implicar. En definitiva estamos ante un film que cumple las expectativas y mucho más. Con una puesta en escena deslumbrante que no deja a nadie indiferente. Sin más pretensiones que la de entretener y ofrecer un espectáculo visual en una de las batallas más épicas de todos los tiempos.

Nota: 8 / 10


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