En 2021, de la mano de Amazon Prime Video, recibimos en nuestros dispositivos la primera temporada de Historias para no dormir, un ambicioso reboot del clásico de terror de los sesenta de Narciso Ibáñez Serrador. Y este fin de semana, con motivo del puente de Halloween, se ha estrenado la segunda temporada, y os adelanto que ha salido bien.
Para poner el contexto, la serie trata de una antología de cuatro capítulos con una conclusión final en cada uno de ellos, lo que inmediatamente nos sitúa en que también existen cuatro directores que han formado parte del proyecto: Salvador Calvo (El trasplante). Jaume Balagueró (El televisor), Alice Waddington (La pesadilla), y Nacho Vigalondo (La alarma).
Para esta crítica, había pensado en hacer una breve sinopsis de cada uno de los capítulos, pero creo que eso iba a jugar directamente en contra de los intereses de todos los lectores de la misma, ya que creo que lo mejor es llevarse una visión general y que cada uno tenga el placer de descubrir cada una de las historias por su cuenta.
Más cerca de Black Mirror que del terror
Para daros esa visión general, lo primero que sí que quiero deciros es que la serie está estrechamente relacionada con la tecnología (o la ausencia de ella) y hace uso de ello para trazar los guiones, los cuales nos acercan más a la sensación de incomodidad por los sucesos, que al miedo o terror propiamente dichos.
Otra cosa que se utiliza muy bien en todos los capítulos son las pequeñas ayudas al espectador, todos los directores parecen converger en la misma idea: “te daré un detalle y luego te encajará todo”.
Cada capítulo pretende ser un pequeño puzle que te va dando sus piezas poco a poco y del que, a poco que te esfuerces y con la ayuda de una breve escena aclaratoria, podrás sacar una conclusión final. Y es que, paradójicamente, Historias para no dormir, te dejará dormir tranquilo, sin darle vueltas a un argumento tramposo al final de cada capítulo que te lleve a mil teorías por la falta de información.
Buena en líneas generales
Para continuar con los aciertos, podemos seguir con la producción audiovisual, fina y elegante. Te sitúa en una sociedad futurista sin gastarse cientos de euros en escenas que quedan muy espectaculares, pero no aportan.
La dirección de fotografía acompaña a esta idea, te muestra lo necesario para que saques tus conclusiones, pero no te deja caer en el error, y todo esto acompañado de una buena calidad en todo el proceso. En cuanto a las bandas sonoras que acompañan los cortos, se adaptan perfectamente a la ambientación de cada uno de ellos, sabiendo acompañar a la tensión de cada escena para crear una sensación conjunta de angustia.
Por último, debemos hablar de la parte principal de cada serie: los protagonistas. Al tratarse de una antología de capítulos inconexos, debemos tener en cuenta que habrá un elenco diferente para cada uno de los mismos. Y esto, en principio, no debe generarnos ningún escepticismo respecto a la calidad de las actuaciones, ni tampoco el hecho de que la mayoría de ellos no sean grandes conocidos del panorama español.
Las actuaciones se sienten realistas, no hay papeles exagerados ni clásicos clichés en ellos, lo cual personalmente agradezco. Se te hará fácil pensar que podrían perfectamente ser actores americanos con su profesional y lograda actuación.
No hay trucos, tenemos un trato
“Tú me das una hora de tu tiempo, yo te doy una breve historia para generarte angustia durante ese tiempo”, eso parece decir esta serie y con eso es con lo que me quiero quedar. No viene a reinventar la rueda ni a formarte pensamientos caóticos; pones un capítulo, vives la historia con más o menos angustia, te enseñan una breve conclusión, y repetir. Esa es la fórmula secreta, y es lo que tienes que valorar si quieres ver esta serie. Por mi parte, poco riesgo y gran recompensa, así que te la recomiendo.
– Dani Imparable
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