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Crítica Howard | La voz, el alma y el genio de Disney


El documental, basado en la vida del letrista estadounidense de ‘La Sirenita’, ‘La Bella y la Bestia’ y ‘Aladdin’ y dirigido por Don Hahn, está disponible en la plataforma de streaming Disney+


Cien años dan para mucho y sino que se lo pregunten a Disney. Más de 500 películas después, bajo un manto de polvos de hada, los sueños de los pequeños y de los mayores son realidades ficticias, a un clic del mando a distancia. Aún queda mucha magia por descubrir tras los guantes blancos del ratón animado. No todo son aplausos y vítores, su leyenda negra ensombrece sus baldosas amarillas. A lo largo de su camino, muchas historias y personajes, ajenos a ellos, han sido relegados a un segundo plano por la podredumbre de unas cuantas manzanas. Howard Ashman sufrió esta censura en su legado hasta que en 2001 se convirtió en leyenda de este firmamento.


‘Howard’, dirigido por el productor ejecutivo de ‘La Bella y la Bestia’, Don Hahn y disponible en la plataforma de streaming Disney+, es el escenario perfecto para sacar a la luz la vida oculta de Howard Ashman. Invisibilizado socialmente por su condición sexual y por padecer SIDA, a través de testimonios, entrevistas, audios de casete, imágenes de archivo y videos de rodaje, los espectadores podrán descubrir en este documental quién se esconde tras las letras de las bandas sonoras de sus películas de animación favoritas. “Un contador de historias desde muy pequeño”, como decía su hermana, Sarah Ashman-Gillespie, que tuvo que ser escondido bajo una manta hasta ahora.


Antes de ser uno de los letristas de la Segunda Edad de Oro de Disney y uno de los artífices de las bandas sonoras de ‘La Sirenita’, ‘Aladdin’ y ‘La Bella y la Bestia’, se formó como dramaturgo en la Universidad de Boston y en el Goddard College, pasando por el Teatro de Verano de Tufts, donde conoció a su gran amigo y compositor, Alan Menken, que lo acompañó a lo largo de su vida. ‘Howard’ es pura magia, que te estruja la garganta de la emoción, al presentar los sueños, los miedos, los fracasos y los logros de este personaje tan desconocido por el público. En esencia, un auténtico regalo para los fans de este estudio de animación y para los amantes de los musicales.



La música de Menken y la letra de Asham, un dúo inquebrantable. Un matrimonio artístico a prueba de fracasos. Entre partituras y borrones, trabajaron en el musical ‘La tienda de los horrores’ y en su posterior adaptación cinematográfica. Fue todo un éxito, alabado por el público y la crítica especializada, pero como se sabe, el mundo del teatro no solo tiene una cara sino también una cruz pesada. Sufrieron unas cuantas decepciones hasta que Disney, como un hada madrina, hizo su magia.


El contrato con Walt Disney Company fue el trampolín hacia el estrellado. El primer proyecto que realizaron fue ‘La Sirenita’. Sumergidos musicalmente hasta el cuello, Howard fue quien propuso que el cangrejo Sebastián tuviera acento jamaicano. Además, contra viento y marea, luchó para que se dejará en la película la canción ‘Parte de él’, a pesar de que los productores la consideraban demasiado aburrida para los niños. Según sus compañeros, “era testarudo, profesional y un poco difícil de trabajar con él, pero todo lo conseguía con tesón”.



Años después, cuando comenzó a escribir las partituras para ‘La Bella y la Bestia’, descubrió que su expareja tenía SIDA. A pesar de padecer VIH, Howard Ashman siguió trabajando duramente en esta nueva producción, aunque no tuviera suficientes fuerzas a causa del tratamiento. No quiso decirlo públicamente por miedo a la sociedad y al famoso qué dirán. “Un hombre homosexual con esta enfermedad estuviera trabajando en una película para niños ¡vaya aberración!”. Solo lo conocía su familia y algunos amigos íntimos. Alan Menken lo supo cuando se lo comentó a los pocos días de obtener el Oscar por ‘La Sirenita’.


‘La Bella y la Bestia’, para quién no lo sepa, es una metáfora de la lucha contra el SIDA. Ashman consideraba que era la Bestia porque había sido maldecido y que el amor sería la cura para su enfermedad. Otro claro ejemplo de esto, es la canción ‘Asalto al castillo’, una crítica social a aquellos estadounidenses que persiguieron, abuchearon e insultaron a aquellas personas que padecían, como se decía en la televisión, ‘el cáncer de los gays’. Aún faltaba que muchas rosas se marchitaran para que el síndrome de inmunodeficiencia adquirida dejará de ser un tabú en la sociedad.



Durante el rodaje anterior, estuvo componiendo para ‘Aladdin’. Las canciones ‘Noche de Arabia’, ‘Príncipe Ali’ y ‘No hay un genio tan genial’ son obras suyas. A los 40 años, por muchos deseos a los genios de la ciencia que pidiera, Ashman falleció debido a su enfermedad sin poder ver la proyección de sus dos últimas películas. Póstumamente, fue nominado a varios premios, obteniendo un Globo de Oro y un Oscar por ‘La Bella y la Bestia’.


En 2001, Disney nombró honoríficamente a Ashman leyenda por darle voz a la sirenita, alma a la bestia y hacer al genio tan genial. ‘Howard’ es un documental de obligada visualización porque no solo da visibilidad a este letrista sino que pone en el punto de mira una enfermedad estigmatizada por la sociedad: el SIDA.

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