Uno de los fenómenos cinematográficos más importantes del cine fantástico tiene nombre de estudio británico: Hammer Films. Transgresión cinematográfica, estilo visual salvaje y una pasión narrativa desbordante fueron sus señas de identidad. Esta industria cinematográfica recogió con singular acierto el relevo que dejara Universal en lo concerniente al cine fantástico y de terror.
A finales de los años cuarenta, los estudios Universal Pictures parecen desinteresarse por completo del género que más fama y dinero le diera. Siendo el cine una industria es de imaginar que este desinterés viniera acompañado de una falta de atención del público hacia estos temas que anteriormente le habían apasionado. Universal sacó el máximo jugo al terror (incluyendo la parodia con el dúo Abbott & Costello y las célebres cintas de Erle C. Kenton “House of…”) para luego dar una olímpica patada al tema y centrar su atención hacia otros géneros más rentables.
Así fue cómo los mitos del terror (Frankenstein, Drácula, el Hombre Lobo, etc.) quedaron en el olvido durante más de una década ante la indiferencia de quienes no los conocían y la añoranza de aquellos a los que les gustaban este tipo de películas. Pero he aquí que dos hombres, Enrique Carreras y William Hinds, ubicados en el barrio de Hammersmith en el oeste de Londres, tuvieron el acierto de adquirir los derechos que tenía Universal Pictures para el cine, en exclusiva, sobre casi la totalidad de monstruos cinematográficos.
El sello de la productora
¿Cuál fue la causa que determinó el interés de los dos avispados hombres de negocios en actualizar aquellos personajes que todo el mundo creía ya por completo “archivados” y fuera de actualidad? Creo que lo primordial, lo que hizo decidir la adquisición de derechos de los “viejos monstruos” fue el éxito, éxito insospechado, que se obtuvo en 1955 con una cinta realmente memorable para los amantes del cine fantástico: “El experimento del Dr. Quatermass” (Val Guest, 1955). Rodada sin ninguna pretensión, esta cinta que entra de lleno en el campo de la ciencia ficción con ribetes terroríficos, constituyó un éxito extraordinario y quedó, a la postre, como cinta ejemplar del cine fantástico pese a su escasez de medios para ponerse en escena. Aunque la primera película de la filmografía de la Hammer se remonta a “The Public Life of Henry the Ninth” (1935), Quatermass está considerada como la primera piedra de un verdadero imperio del cine fantástico. La actualización de los antiguos argumentos suministraba un material de muy buena calidad y, otro factor muy importante, eran unas cintas con un presupuesto no muy elevado.
Es cierto que el estudio británico Hammer tiene un sello de género fantástico bien marcado, pero también no debemos olvidar que han producido películas musicales como “The Edmundo Ros Half Hour” (1957), documentales como “Copenhagen” (1956), cintas en las que los protagonistas han sido personajes muy populares como “El Santo” “The Saint’s Return” (1953), Robin Hood en “Sword of Sherwood Forest” (1960) y en “A Challenge For Robin Hood” (1967) o Sherlock Holmes en “The Hound of the Baskervilles” (1959) e, incluso, cintas de “corte prehistórico” mezclando monstruos antidiluvianos con mujeres voluptuosas, como es el caso de “One Million Years B.C” (1966), con Raquel Welch, “Creatures the World forgot” (1971) o “When the Dinosaurs Ruled the Earth” (1970).
Vamos a dejar por sentado que uno de los factores más determinantes del éxito de la Hammer puede considerarse la profesionalidad con la que se han planteado las películas. Y esto es algo verdaderamente importante, llega al público y éste suele agradecerlo. Como es lógico, Hammer ha realizado cintas malas, pero incluso en ellas se adivina esta profesionalidad, este desprecio hacia la improvisación. El secreto de Hammer es la seriedad de planteamiento, un estilo que han recogido ciertamente otras compañías británicas que se han especializado en terror.
Gracias al éxito de sus películas, en parte por la excelente distribución de sus cintas por United Artists, Warner Bros., Universal Pictures, 20th Century Fox, entre otras, son muchos los actores y actrices que comenzaron (o acabaron) trabajando para la Hammer. Recordamos nombres de la talla de Ursula Andress, Honor Blackman, Veronica Carlson, Joan Collins, Peter Cushing, Bette Davis, Joan Fontaine, Paulette Goddard, Christopher Lee, Don Murray, Jack Palance, Ingrid Pitt, Oliver Reed, Cesar Romero, Peter Van Eyck o Raquel Welch, entre otros/as. Pero también destacados directores como Robert Aldrich, Roy Ward Baker, William Castle, Terence Fisher, Alan Gibson, Val Guest, Peter Sasdy o Robert Young, entre otros.
Drácula es Lee y Fisher su profeta
La Hammer contó con un elemento extraordinario, un director que hasta iniciarse en el tema había pasado sin pena ni gloria: Terence Fisher. Él, en plena dedicación, con un concienzudo análisis de “hasta dónde puedo llegar” extrajo el máximo de los argumentos que tenía entre manos y fue quien consagró a estos dos actores, hoy verdaderos mitos del cine de terror: Peter Cushing y Christopher Lee. A “The Curse of Frankenstein” (1957) le siguió lo que es, a mi juicio, la obra más importante de la Hammer, de Fisher, de Cushing y de Lee: “Drácula” (1958). La presencia de Drácula-Lee marca un verdadero hito dentro del cine de terror y nos presenta al popular vampiro dotado de una fiereza rayando la irracionalidad y la animalidad, inolvidable para quienes la hayan presenciado.
Los dos principales mitos (Frankenstein y Drácula) estaban de nuevo en pie, solo les restaba “darles cuerda” para que su posición quedara consolidada y el negocio diera buenos dividendos. Entonces fue el momento de revivir/actualizar la Momia (“Blood from the Mummy’s Tomb” en 1971) o el Hombre Lobo (“The Curse of the Werewolf” en 1961), con la excelente interpretación de Oliver Reed. Tampoco el célebre personaje de R. L. Stevenson se escapó de figurar en el “palmarés” de la Hammer, siendo Roy Ward Baker quien ofrecería la más original versión del tema con “Dr. Jeckyll & Sister Hyde” (1971). Le siguieron “The Phantom of the Opera” (1962) de Fisher, “The Abominable Snowman” (1957) de Val Guest o “The Plague of the Zombies” (1966) de John Gilling, la única ocasión en la que la Hammer trató de una forma directa con el tema “zombies”. Y cabe destacar, como parte del sello Hammer, las muchas cintas vampíricas con neumáticas actrices en camisones transparentes y desnudos ensangrentados como reclamo como “Brides of Dracula” (1960), “The Vampire Lovers” (1970), “Lust for a Vampire” (1971), “Twins of Evil” (1971) o “Countess Dracula” (1971), con la fantástica interpretación de Ingrid Pitt.
En la década de los 70, los films de la Hammer fueron perdiendo impacto y dejaron de ser tan populares perdiendo mucho dinero sin tener demasiado éxito en taquilla. Los tiempos habían cambiado, y el terror clásico de la Hammer tenía que separarse de la fuerte embestida del gore moderno. A finales de los 70 y a principios de los 80 se intentó con la televisión pero las cosas no volverían a ser, ni mucho menos, las mismas. El estudio debía a sus acreedores la friolera cifra de 800.000 libras, se vendió y pasó a llamarse Cinema Arts intentando producir series de televisión de misterio y terror en formato de antología pero de poco interés. En la década de los 90 se remasterizaron los títulos clásicos y emblemáticos de la Hammer para uso y disfrute en nuestros hogares. Y ya empezando el siglo XXI, tras otra compra, produjeron el remake de “Let me In” (2010), “The Resident” (2011), con el mismísimo Christopher Lee, y “Woman in Black” (2012) con Daniel Radcliffle.
¿Volveremos a ver cintas al estilo de la productora británica? ¿Drácula volverá de su tumba en la Hammer? Difícilmente, pero con él nunca se sabe. En estos tiempos de la New Wave of horror films, el cine de terror gótico no tiene mucho lugar en taquilla. Sin embargo, esperemos que los tiempos cambien y que la sangre vuelva a brotar, con ese rojo intenso, el rojo Hammer. De hecho, la actual miniserie “Drácula” de la BBC y Netflix es un claro tributo. Seguiremos bien atentos y con los colmillos bien afilados.
TOP 10 Hammer Films
Éstas son mis favoritas. Las diez mejores películas fantásticas realizadas por la Hammer. Su orden es cronológico y no presupone calidad superior ya que todas pueden considerarse de un interés semejante: son diez excelentes muestras del cine fantástico y de terror.
The Quatermass Experiment (Val Guest, 1955)
Dracula (Terence Fisher, 1958)
The Curse of Werewolf (Terence Fisher, 1961)
The Dammed (Joseph Losey, 1963)
The Gorgon (Terence Fisher, 1964)
One million years B.C. (Don Chaffey, 1966)
Frankenstein must be destroyed (Terence Fisher, 1969)
Blood from the Mummy’s tomb (Seth Holt & Michael Carreras, 1971)
Jekyll and sister Hyde (Roy Ward Baker, 1971)
Captain Kronos: Vampire Hunter (Brian Clemens, 1973)
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