Nuestro queridísimo Bradley Cooper vuelve como director en su nueva película Maestro (2023), con el objetivo de deslumbrarnos a todos y demostrar que es digno de ocupar un lugar entre los grandes directores de Hollywood.
La película recorrió un largo recorrido antes de estrenarse en Netflix el pasado 20 de diciembre. Pues antes de eso fue estrenada en el 80.º Festival Internacional de Cine de Venecia, siendo nominada al León de Oro, para que más tarde estuviera en salas de manera limitada desde el 22 de noviembre.
El largometraje es un biopic sobre la vida del compositor Leonard Bernstein y su “amor” con Felicia Montealegre, que nos relata no solo el ascenso de ambos en sus vidas profesionales sino la evolución (e involución) de la relación de ambos artistas.
Un manejo de la cámara arriesgado y sumamente original.
Nuestro amigo Bradley parece que no quiere dejar de sorprendernos, pues tras A Star is Born (2018) viene con esta película para decirnos- Señores, me sé el lenguaje necesario para hacer mucho cine-, y es así. Bradley nos demuestra en esta película que no le tiene miedo al manejo de la cámara, realizando numerosos y maravillosos planos, acompañados de un escenario tan mágico que permite ficcionar el biopic consiguiendo que no se nos haga tan aburrido y pesado.
A su vez, nos enseña que domina el lenguaje y la narrativa audiovisual a través de los colores y el cambio de relación de aspecto (que para quien no conozca, es la proporción entre el ancho y la altura de la imagen) en función de la etapa en la que nos encontremos en la película.
Una atmósfera y actuaciones brillantes.
¿Hay alguna duda de ello? Todo el vestuario es impresionante y resalta totalmente gracias a los colores utilizados en la película. La caracterización está tremendamente lograda, pudiendo ver a un Leonard Bernstein mayor, arrugado y con unos kilos de más sin parecer extraño.
Y, por último, aunque sepamos que nuestro amigo Bradley es un verdadero animal actuando, es aquí donde ha destacado para mi mucho más la actuación de Carey Mulligan como Felicia Montealegre, puede ser que el personaje me caiga mejor y por ello me resulte más destacable, pero Carey está deslumbrante, pasando de la mirada más tierna y de admiración a una mirada triste y desesperanzada a lo largo de la película, sublime. Por otra parte Bradley nos ofrece un Leonard ingenioso, inteligente y sonriente a la vez que un Leonard perdido, frustrado y deprimido
Ya hemos visto esta película ¿verdad?
Sí, no os voy a mentir, ya habéis visto la película sin haberla visto. Sigue el esquema que han realizado biopics anteriores, en el que el artista nos parece deslumbrante y maravilloso al inicio, y, sin embargo, perdemos esta ensoñación a lo largo del film, descubriendo que el ego se come finalmente al artista, llevándolo a cometer infidelidades hacia su pareja y cayendo en las drogas, para finalmente redimirse mediante una actuación o una obra, aquí es el concierto dado por Leonard de la sinfonía no 2 de Gustav Mahler, en Bohemian Rhapsody (Singer y Fletcher, 2018) es el Live Aid, y en Rocketman (Fletcher, 2019) es la creación de I'm still standing (John, 1983).
Aún así, no podemos ser tan críticos y pretenciosos pues todas las historias ya están contadas a día de hoy, lo que cambia, es el envoltorio. Por ello, recomiendo la nueva película de Bradley Cooper, quien nos está mostrando que quiere ser el nuevo heredero de Hollywood acudiendo a grandes clásicos de la industria (pues la película está producida por Scorsese y Spielberg). Bradley ha crecido, y se está convirtiendo en un gran director, en un Maestro.
Comments