París, 1987. Edmond Rostand, un dramaturgo en época de sequía, tiene la oportunidad de trabajar con uno de los mejores actores de la época. Para ello, tendrá que escribir una obra en menos de una semana. Cuando ayuda a su amigo a conquistar a una mujer, la inspiración le llega. Escribe “Cyrano de Bergerac” a contrarreloj.
La ópera prima de Alexis Michalik nos cuenta la historia de cómo fue creada la obra de teatro francesa más famosa de la historia. Michalik presenta un retrato de la época, lleno de guiños y referencias, desde el Moulin Rouge a la aparición del cinematógrafo. Se trata de una combinación perfecta de comedia y drama, con una puesta en escena muy teatresca, pero sin resultar excesiva. Fiel a la historia real hasta donde he leído, no creo que se pueda pedir más.
El reparto es espectacular, con grandes actores incluso para los papeles pequeños. Nadie sobra, todos destacan por sus interpretaciones. Thomas Solivéres (“Sales gosses“), el protagonista de la película, y Olivier Gourmet (“El hijo“, “El ejercicio del poder“), el protagonista de la obra, son la clave de la cinta.
Si a una gran dirección y unas buenas interpretaciones, le sumamos una fotografía genial, unos escenarios detalladísimos, y una buena banda sonora, el resultado es sobresaliente. A destacar los efectos especiales para hacer esa metáfora entre el cine y el teatro, un gran homenaje a ambas artes.
Estamos ante una película que gustará tanto a espectadores asiduos de teatro como a aquellos que lo visitamos en ocasiones especiales. No la dejéis pasar. Ah, y quedaos a ver los créditos finales, otro punto positivo.
Estreno en España: 27 de marzo.
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