Joe Begos presenta su film más rockero y salvaje. Cine independiente, vampírico y bohemio lleno de referentes que ha viajado por los Festivales de Terror de medio mundo. Una locura adictiva rodada en 16 milímetros que no deja indiferente a nadie.
El cine de Terror está cambiando. La nueva tendencia iniciada con directores como Robert Eggers, Jennifer Kent, David Robert Mitchell o Ari Aster muestra un camino muy interesante a seguir. No obstante, siempre hay artistas a contracorriente, que no siguen la nueva ola y se desmarcan. Son algo así como la resistencia. De hecho, rodar en unos maravillosos 16 mm, de noche y en los bajos fondos de Los Ángeles, ya me parece todo un acto contrarrevolucionario.
La nueva cinta de Joe Begos trata sobre una pintora llamada Dezzy (Dora Madison) que busca salir de su peor bloqueo creativo para poder finalizar su cuadro. Ella recurrirá a su “camello” de confianza que le dará a probar una nueva droga llamada Diablo. A partir de allí, la protagonista se sumergirá en una espiral de luces, adicción, sed de sangre, orgasmos, asesinatos y creatividad artística.
El espectador tiene la sensación de estar viendo cine de terror de finales del siglo pasado. Bebe, nunca mejor dicho, de las películas de Dario Argento, Abel Ferrara y, naturalmente, de la genial “El Ansia” de Tonny Scott. Pero también le encontramos recursos vistos en la reciente “Mandy” de Panos Cosmatos y del clásico de Darren Aronofsky, “Requiem por un sueño”, como el uso de la Bodycam (Facing actor), mientras oímos una ecléctica banda sonora. Incluso en algunos momentos (escenas del apartamento), podemos tener la sensación retro de estar viendo un episodio de “Creepshow” o de “Historias de la Cripta”.
Está claro que Joe Begos (“Poder mental” y “Casi humanos”) ha dado un salto cualitativo en esta película, pero el estilo amateur de su cine le persigue, y a veces puede ser una bendición y otras una maldición. Mientras Dora Madison se entrega en cuerpo y alma en la interpretación de su papel, el resto de elenco no ayuda y destroza muchos planos. El uso de la cámara no está bien planificado en interiores y el guión está lleno de fisuras. Eso sí, nos quedamos con los mejores planos nocturnos de Los Ángeles vistos últimamente en cine.
