Idris Elba protagoniza la nueva apuesta de Apple donde un hábil negociador debe lograr que un avión secuestrado llegue a destino ¿Lo logra con éxito? Sí y No.
Apple TV+ ha construido de forma gradual un excelente catálogo de series en todos los géneros: desde comedias imaginativas como "The Afterparty" y "Ted Lasso", a dramas multipremiados como "Separación" o "The Morning Show". La compañía se ha caracterizado más por su apuesta a la calidad que a la cantidad, por lo que no hablamos de un repertorio muy amplio, pero sí uno con grandes títulos y plagado de estrellas de Hollywood.
En este contexto encontramos a “Secuestro en el aire”, un concepto atrapante protagonizado por un actor de primera clase como Idris Elba. En la miniserie de siete capítulos se narran las peripecias de un avión que ha sido secuestrado durante un vuelo de Dubai a Londres, y los intentos por controlar la situación por parte de pasajeros, autoridades y criminales.
Un juego en las nubes
Desde el primer capítulo el espectador se ve atrapado por esta historia gracias a la facilidad de ponerse en el lugar de los rehenes. Apenas comienza el secuestro en sí, uno ya se sitúa en un asiento más del vuelo KA29 y razona junto a Sam Nelson (Elba) cuál será la mejor forma de proceder para lograr que ese avión aterrice. Aquí se encuentran las mayores fortalezas de la serie al lograr brindar a la situación un aspecto lúdico, como de un puzzle o acertijo, donde vamos observando, junto a los pasajeros, ciertas pistas que nos pueden ayudar a lograr ese objetivo.
Otro gran acierto que se destaca en los primeros capítulos es la mesura con la que se nos revela cierta información. Una de las mayores incógnitas en los primeros episodios radica en descifrar quiénes son estos secuestradores y qué es lo que buscan con esta toma de rehenes. Nuevamente, esto pone al espectador en el mismo lugar que a las víctimas y ayuda a mantener un interés por cada detalle que se revela.
Sin embargo, todas estas virtudes brillan especialmente en los capítulos iniciales de la miniserie. Al avanzar la historia, comenzamos a salir de estos pequeños desafíos, como averiguar qué tipo de arma utilizan los secuestradores o el nombre de alguno de ellos, y la trama comienza a complejizarse. En el último tramo del viaje ya se han introducido tantos otros elementos al secuestro, que el espectador vuelve a una posición pasiva de: "¿qué pasará ahora?" en lugar de "¿qué haría yo ahora?".
Todo lo que sube tiene que bajar
Una parte importante de la serie también se está jugando fuera del vuelo KA29. Mientras el avión cruza las nubes, desde el suelo hay diversas figuras de la policía, seguridad aérea y hasta políticos que debaten los pasos a seguir con la poca información que cuentan. Esta sección de la serie tiene sus altos y bajos, con momentos de gran tensión y fundamentales para la trama, y otros que parecen un relleno innecesario que distrae de una historia mucho más intrigante que sucede en el aire.
Tal vez lo más frustrante, ya sea en tierra o en las nubes, es cuando nos enfrentamos a decisiones poco inteligentes de personajes que son supuestamente excelentes en su trabajo. Aunque esto es una crítica común de toda ficción de suspenso y muchas veces sirve para seguir generando conflictos interesantes, los primeros capítulos logran evitarlo más que los últimos. Es así que el final de la serie se siente un poco más clase B que el comienzo, aunque es indudablemente muy entretenido de todas formas.
“Secuestro en el aire” está lejos de ser una mala miniserie. Como producto del género de suspenso es muy efectiva a lo largo de todos sus capítulos, ideal para maratonear en pocos días y pasar un buen rato. Pero la promesa de sus primeros episodios apuntaba a un producto final algo más cerrado, enfocado en los pasajeros y en una narrativa muy pensada e inteligente. Un gran despegue, pero con un aterrizaje un poco forzado.
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