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Talía del Val, Christine en ‘El Fantasma de la Ópera, El Musical’: “Mi admirador secreto me dejó en varias ocasiones cartas y rosas negras en mi camerino. Un día, me encontré un bocadillo de chorizo”



El Teatro Albéniz de Madrid acoge este espectáculo, basado en el clásico homónimo de Gaston Leroux, hasta el 26 de mayo


¿A qué suenan los recuerdos? Una boda, un cumpleaños, un primer beso, una ruptura, una fecha y un lugar especial, marcados para siempre en nuestra memoria. En rojo y con exclamaciones, nos acordamos toda la vida, como decía Víctor Hugo, de “esa presencia invisible”. En mi caso, ¡! sábado, 25 de octubre de 2014, Murcia, Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas ¡!. Entre cantos de libertad, una voz sobresalía del resto, un arma tan poderosa como una bayoneta. Balas de silencios y palabras, que me dieron de lleno. Cosette, María, Bella o Gabriella, no recuerdo su nombre, diferentes máscaras para una actriz, que me tocó el alma. Aunque pasen las páginas del calendario, las horas, los minutos y los segundos de ‘Los Miserables’ permanecen en mi corazón. Talía del Val, la pistolera que hizo que me enamorará de los musicales y que diez años después, pueda dedicarme a este mundillo, escribiendo.


“Mentalmente y físicamente, somos deportistas de alto rendimiento. En los meses que dura el espectáculo, tienes que organizarte bien. Nuestras cuerdas vocales son puro músculo, que necesita entrenamiento”. Canta, baila, actúa y a punto de terminar la carrera en dirección escénica, esta actriz soprano de Madrid, con su madre, “su ángel de la música”, siempre apoyándola, está dando el do de pecho. Tras actuar en ‘Los Miserables’, “gracias a esta oportunidad, descubrí mi voz en el canto lírico y desde ese momento, no he parado de formarme”, ‘West Side Story’, ‘La Bella y la Bestia’, ‘High School Musical’ y un larguísimo etcétera, interpreta a Christine, “una auténtica maravilla de personaje. Una partitura, con la que me siento más cómoda. Encaja muy bien con mi registro, ya que respeta el aparato fonador del intérprete, sin necesidad de gritos desmesurados”, en ‘El Fantasma de la Ópera, El Musical’. Hasta el 26 de mayo, con escala en Bilbao a mitad de agosto, se puede ver esta producción de LetsGo Company, en el madrileño Teatro Albéniz.



Basado en el clásico de Gaston Leroux, este espectáculo, uno de los más aclamados y longevos a nivel internacional, 35 años en escena en Broadway y más de 14 mil funciones en el Her Majesty's Theatre del West End londinense, es, para Talía del Val, “una obra, donde se crea belleza. A pesar de contar algo incómodo y feo, no deja de ser arte que debe ser expuesto. No todo tiene que ser blanco, sino que el público tiene que pensar por sí mismo y saber discernir lo bueno de lo malo”. De la adaptación teatral de Andrew Lloyd Weber, “un hito profesional y personal. Nunca me imaginé cantar sus partituras delante de él. Cuando subió al escenario, me sorprendió su mirada inocente. Estaba tan nerviosa, que me habló y me felicitó en inglés y no le entendí”, Federico Bellone y Silvia Montesinos, con Antonio Banderas como padrino, “con mucho bagaje. Me habría gustado tener más tiempo para aprender con él. ¡Ojalá llegue esa ocasión”, han sido los encargados de traer ‘El Fantasma de la Ópera, El Musical’ a España.


Después de formar parte de ‘Los Miserables’, tras años sin pisar juntos un mismo escenario, el Teatro Albéniz ha sido testigo del reencuentro de la actriz con sus antiguos compañeros, Gerónimo Rauch y Guido Balzaretti. “Somos como una familia. En cualquier ámbito de la vida, es muy importante tener esa sensación de equipo”, recalca. Esa unión del elenco también es palpable en el backstage. “Al principio de la temporada, alguien me dejaba cartas, firmadas con las iniciales FO, y rosas negras en mi camerino muchas veces. Me hizo gracia en un primer momento, pero luego me asuste porque lo que leía en ellas era como si me estuviera viendo. Un día, en un ensayo, dije “mira chicos, me estoy preocupando. Si es alguno de vosotros, la próxima vez quiero un bocadillo de chorizo”. Mi petición se cumplió. Al final, descubrí que Francisco Ortiz era mi Fantasma de la Ópera. Una historia que me encanta”, nos cuenta entre risas esta anécdota.



Con una primera temporada a punto de terminar y una segunda ya anunciada, esta producción, fidedigna a la obra original, refleja una cruda realidad. “La tontería de la normatividad pasa facturas psicológicas, dando dolores de cabeza, que pueden llevar a situaciones desagradables como las que se muestran aquí”, explica la ganadora del premio Talía a la Mejor interpretación femenina en un musical, “sinceramente, pensaba que no lo iba a ganar así que no me preparé nada. He sido nominada tantas veces y siempre he quedado finalista, que ya tenía asumido este rol. Cuando dijeron mi nombre durante la gala, fue una sorpresa muy grande. No me lo esperaba y me dio rabia porque se me olvidó cosas por decir por los nervios. Es uno de los momentazos profesionales”. Poco a poco, Talía del Val está recogiendo los frutos de su trabajo. “De pequeña, siempre quise ser directora, pero lo que más me hace feliz en la vida es cantar. Ahora, estoy en un buen momento, ya que estoy descubriendo una pasión nueva y dedicándome a lo que más me apasiona”, matiza y enfatiza que “este verano pasado estuve en Italia en la Fenice. Uno de mis sueños es subirme ahí. Aunque, también me gustaría realizar un montaje teatral en Barcelona, Madrid o Londres. Es el motor que me mueve”.


“Es muy importante hacer crecer nuestra personalidad. Aunque seamos instrumentos de la historia, tomas decisiones en el escenario que no lo hace el personaje. Como empatizas con la gente, el tratar bien a tus compañeros, el trabajo en equipo tienen que ver con nosotros mismos. Casi nunca es un camino de rosas y no todas las veces tienes las espaldas cubiertas, por eso es necesario cuidar nuestra esencia. Al final todo viene, si trabajas y te formas. A veces gastaba más dinero que ingresaba en formación. Si tu foco está en cantar, lo harás”. Como se dice popularmente “cada maestrillo tiene su librillo”, Talía del Val nos dio una lista, vía telefónica, de las recomendaciones y los pasos que sigue para darlo todo en cada representación. Las horas de sueño, el deporte, el calentamiento físico y vocal, las vitaminas, el consumo de agua, el romero para despejar las vías respiratorias o el regaliz como desinflamatorio, por poner algunos ejemplos. En resumen, “es una forma de vida que te cambia el chip. Vives de tu voz por eso, es imprescindible la organización y el orden”.



“Es un referente absoluto junto a ‘Los Miserables’ del teatro musical”, dice de ‘El Fantasma de la Ópera, El Musical’, “una obra de arte, que se conserva en el tiempo desde su origen y debido a su coste, se representa muy poco. Es una oportunidad que nadie se puede perder”. Hasta el 26 de mayo, el Teatro Albéniz de Madrid acoge este clásico inmortal, efímero y espectacular.


Posdata: de FO, ¡mucha mierda, como se dice en este mundillo, en tus exámenes finales!

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