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Tras los fogones de The Bear

Sí, lo sé, todo el mundo habla de The Bear, la serie que ha cautivado tanto al público como a la crítica, pero, ¿a qué se debe su éxito ¿Será que los creadores de la serie conocen la receta para una serie perfecta? Aquí te lo cuento.



Aunque a estas alturas no creo que haga falta, The Bear cuenta la historia de Carmy (Jeremy Allen White) uno de los mejores cocineros del mundo en el mejor restaurante del mundo.


Tras la muerte de su hermano mayor hereda el restaurante de este, que no es más que un “bareto” de bocatas  con unas gigantescas deudas en la ciudad de Chicago. Desde entonces Carmy estará dispuesto a lograr que el restaurante de su hermano triunfe, cueste lo que cueste. 


Una historia totalmente atrayente

La historia atrapa, eso es innegable. Todo gira en torno al obsesivo e imparable afán de conseguir el éxito en tu carrera profesional a toda costa, lo que lleva a desarrollar una relación tóxica con tu trabajo y a acabar con todo y con todos los que te rodean. Esto ya lo habíamos visto anteriormente en películas como Whiplash (Chazelle, 2014), sin embargo aquí se suman dos factores.




El primero es que esta vez, el prota, Carmy, ya ha conseguido ese “éxito” al empezar la serie, pero, no es feliz, esto sumado a la muerte de su hermano, le lleva al restaurante de este no solo para buscar esa idealización del éxito, sino más bien para encontrar su propia felicidad, pero claro, sus métodos serán de lo más extremos, pues es el único camino que conoce, llegando incluso a admitir en el último capítulo de la segunda temporada que es un puto psicópata. El segundo factor son esos increíbles personajes.



Unos personajes muy cuidados

Es que madre mía, vaya personajazos. Cada uno de ellos tiene sus problemas, sus conflictos internos, sus puntos débiles, sus atractivos, sus… todo. Realmente no se sienten como en otra serie o película en el que los personajes secundarios son subyacentes al protagonista principal, no, aquí no, cada uno tiene su vida y su forma de actuar frente a las problemáticas que ocurren a lo largo de la serie.



Tanto es esto, que en la segunda temporada se enfocan mucho en estos, de hecho algunos (toda la plantilla del restaurante) tienen sus propios capítulos. Son personajes muy humanos y muy bien trabajados, es un deleite ver cómo interactúan entre ellos y cómo cambian a lo largo de la serie.



Un montaje sumamente efectivo

Venga, quién me diga que no le gusta cómo está montada la serie es para escupirle en la cara. La serie tiene un montaje excepcional y generalmente frenético, pero que a su vez ayuda a contemplar esos momentos tranquilos.



Es más todo esto que estoy contando es totalmente visible en el sexto capítulo de la segunda temporada, Peces, una auténtica locura desenfrenada en la que estarás agobiado gran parte del tiempo sumido en ese caos. En conclusión, la serie The Bear, es comparable a un plato de cualquier restaurante con estrella Michelín, pero con una gran y buena cantidad de ingredientes que te harán reír, llorar, agobiarte y, sobretodo, disfrutar.



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