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Berlín VS La Casa de Papel | Lo mejor y lo peor entre las dos series

El personaje interpretado por Pedro Alonso triunfa de nuevo en una serie que poco le tiene que envidiar a su predecesora. Veamos como funciona esto.



Si algo tenemos claro de Berlín es que, te guste o no, es el personaje con mayúsculas de La Casa de Papel, tan en mayúsculas como para soportar toda una subtrama de la segunda temporada a pesar de estar muerto y no quedar forzado. Estaba claro que alguien con tanto carisma iba a ser capaz de soportar una precuela y que fuera un éxito.

Pero, la arquitectura del éxito de Berlín no se basa simple y llanamente en él, de hecho, podemos decir que, a diferencia de en La Casa de papel, encontramos un Berlín que brilla menos que el resto de algunos de los personajes del elenco.

 

¿Qué hay entonces de diferente y que vemos de especial en Berlín con respecto a su predecesora? Pasamos a analizarlo a continuación.


La trama de Berlín, al igual que en La Casa de Papel no es solo el golpe, pero no está condicionada por el mismo: siguen siendo una banda de criminales, pero no están supeditados a un encierro. En LCDP vemos como los personajes juegan con una doble identidad (entre la que usan para relacionarse con el grupo, limitada por las reglas del profesor, y la que muestran a los rehenes) otorgándole a la trama un extra de tensión.



En Berlín esa tensión no existe, ya que, si bien los personajes usan nombres en clave, actúan en base al libre albedrío. De hecho, esta ausencia de presión del atraco en la trama se nota excesivamente ya que es prácticamente una excusa: no hay una preocupación porque salga o no salga bien, porque todo te anticipa que sí: no hay prisioneros, no hay contratiempos enormes…es tan orgánico, que nos olvidamos del robo hasta que llega la huida, permitiendo a los personajes ser más parecidos a los de un melodrama romántico que los de una serie criminal.


Esto último se nota excesivamente en el personaje principal, Berlín, que, si bien es el cerebro y si bien ya conocíamos que era un enamorado del amor, muestra una cara irresponsable que no habíamos visto hasta entonces: Berlín deja el golpe de lado para saciar sus deseos con Camile, quedando Damián prácticamente al mando, siendo una suerte de Marquina.


Esto hace que, no habiendo presión, contradictoriamente el golpe sea más caótico. Tal vez esta faceta de Berlín quedaba opacada por la presencia de El Profesor, dejando claro que el señor Marquina es mejor líder que el señor de De Fondoyosa.

 



En cambio, si nos fijamos en el resto de los personajes, estos sí muestran un mayor nivel de autocontrol con respecto al equipo de la serie original: Mientras que El profesor necesitaba kamikazes que no temieran a meterse en cualquier sitio con tal de escapar del entorno en el que estaban, el equipo de Berlín es mucho más profesional. De hecho, creo que esto es lo que le permite a Berlín alejarse tanto del golpe y centrarse en un romance, aunque, como ya he dicho anteriormente, es una faceta de él que nunca se ha conocido.

 

Berlín dura 8 capítulos, mientras que en La Casa de papel tenemos 5 temporadas con continuos saltos temporales y, aun así, podemos sentir que hay cabos sueltos. La nueva serie se las arreglas muy bien para jugar con los puntos de tensión de la trama, presentar a los personajes y hacerlos crecer, desarrollar el golpe y cerrar triunfalmente con la huida en un ejercicio de concisión maravilloso. Y, sin duda, esto es lo que hace que destaque por encima de la original, porque en ningún momento se pierde el foco y, antes de lo que piensas, has llegado al último capítulo. Simplemente brillante.



Podemos ver, también, una similitud entre el equipo original y el equipo nuevo en cuanto a perfiles se refiere, pero llevados a una refinación extrema: Roi (papelazo el de Julio Peña) sería el equivalente a Tokio, Cameron la equivalente a Nairobi, Bruce sería Denver y, por increíble que parezca, Keila sería Río, desempeñando en el equipo los mismos papeles siendo El profesor, como ya hemos mencionado antes, Damián.


Como decíamos, la ausencia de tensión hace de Berlín una serie menos violenta, sin asaltos, sin armas, permitiendo introducirse en lo liviano y en lo sutil. Mientras que Berlín es la ensoñación, La casa de papel es la supervivencia. Y esto nos queda aún mucho más claro en el momento en el que aparecen Sierra y Murillo en escena: Sierra, quien en la serie original es cruel y orgullosa, aquí se muestra pícara y humorística, como si de alguna manera supiera que el caso va a quedar en incógnita.

 

Por lo tanto, podemos concluir que Berlín, a diferencia de La Casa de Papel no es una historia de un crimen, sino un maravilloso ensayo sobre el ingenio de la mente humana.


 

 

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