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[Reseña] Malasaña 32

“Veo, veo. ¿Qué ves?”

Nunca mires por debajo de una puerta, y más si la madera cruje.

1976, Madrid. En el número 32 de Manuela Malasaña, la familia Olmedo se hace un hueco en pos de buscar una vida mejor, tras comprar un piso que lleva 4 años deshabitado. Manolo y Candela, sus tres hijos y el abuelo Fermín lo han dejado todo atrás y han invertido todo lo que tienen en su nuevo hogar. Pero lo que no saben es que no están solos…

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Fotograma de ‘Malasaña 32’ (Warner)

Albert Pintó (‘Matar a Dios’) nos introduce en este filme de terror fantasmagórico basado en hechos reales en uno de los barrios más famosos de Madrid. Protagonizada por Begoña Vargas (‘La otra mirada’), Iván Marcos (‘Fariña’), Beatriz Segura (‘La caza. Monteperdido’), Sergio Castellanos (‘La Peste’), José Luís de Madariaga (‘Hierro’), Iván RenedoJavier Botet (‘IT 2’), María Ballesteros (‘Que dios nos perdone’) y con la colaboración especial de Concha Velasco, entre otros.

Desde el minuto uno, la tensión se va acumulando en tu cuerpo. El ambiente está muy bien logrado, aunque en ocasiones ciertos recursos se queden un poco pobres. No es nada nuevo, sin embargo, pero funciona como tiene que funcionar. 

La película construye los clásicos del terror: la mecedora que se mueve sola, el teléfono que suena cuando “tiene que sonar”, máquinas de coser, puertas, ventanas, luces que titilan y ruido. Mucho ruido. Sin duda, el mayor y mejor recurso de la película, aun para introducir escenas en las que la tensión dramática le da un respiro al espectador.

Otro de los grandes clichés: la familia que se muda a una casa nueva en la que, casualmente, suceden cosas extrañas. No es novedoso, pero siempre funciona. Y en este caso más pues la película no te da ninguna pista en el inicio sobre qué horrible acontecimiento tuvo lugar en la casa para que esté acechada por un ser “del otro mundo”. Necesitas saber el por qué. Y el porqué no aparece hasta la segunda mitad de la película. Es aquí donde entra el personaje principal, Amparo (Begoña Vargas). Ella es nuestro hilo conductor en toda la película, intentando averiguar qué sucede en la casa, quién la habita y por qué sigue allí.

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Fotograma de ‘Malasaña 32’ (Warner)

Un detalle remarcable y muy recurrente durante todo el film son los planos de situación. Pese a que el 90% de la película se desarrolla en la misma localización, Pintó insiste en situarnos a través de los planos de la fachada de la casa, específicamente de la ventana del piso donde viven los Olmedo, con alta tensión extradiegética mediante el uso de la música cada vez que alguien señala a la ventana o se introduce un espacio en la continuidad temporal. Creo que es un recurso muy bien escogido para elevar el dramatismo, aunque desgastado a medida que avanza el filme.

Lamentablemente, el final de la película, aunque es sorprendente y, bajo mi punto de vista, nada esperado, no termina de ser convincente, recurriendo prácticamente a un casi deus ex machina que resuelve el filme de manera poco satisfactoria. No obstante, el cómputo global de la película es positivo, logra el entretenimiento y los buenos sustos que los amantes del terror buscan y está completa con un reparto bien escogido.

‘Malasaña 32’ se estrena el viernes 17 de enero en cines.

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