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EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA | Un juego de poder nominado a los Oscar





«¿Puedes relajar tu triángulo de la tristeza, en la zona de tus cejas? Abre un poco la boca, para parecer más accesible». Así comienza una de las primeras secuencias de El triángulo de la tristeza, la sátira ambientada en el mundo de la moda y los millonarios de Ruben Östlund (The Square) que aterrizó en carteleras este 17 de febrero.


INFLUENCERS EN UN CRUCERO DE LUJO

Yaya y Carl, dos modelos e influencers jóvenes, son invitados a un crucero de lujo donde las diferencias entre los que sirven y los que son servidos son más que evidentes. En mitad de una lucha de egos encarnizada y de grandes muestras de ostentación, la tripulación intentará cumplir todos los deseos de sus millonarios pasajeros hasta que una tormenta amenaza a todos por igual. 

El triángulo de la tristeza divide su acción en tres actos con los que el director demuestra su maestría. Utilizando la comedia negra y escatológica como base, cada uno de estos actos cambia el género principal y desestabiliza la trama presupuesta hasta el momento por el espectador, otorgando a la cinta impredecibilidad y cierto punto de emoción. Así, Östlund navega por el drama, el surrealismo y lo survival



¿DINERO O PODER?

¿Es el dinero lo que otorga poder a una persona? Esa es la pregunta que plantea Ruben Östlund, desde que conocemos a la pareja que forman Yaya y Carl hasta los eventos que cierran la cinta sueca. 

A lo largo de las dos horas y media El triángulo de la tristeza aborda la relación entre el poder y el dinero en lo explícito, con conversaciones entre personajes de ideología y situación opuestas, pero también desde lo sutil, retando los roles de género, las expectativas en las relaciones y la presión sobre la perfección de los cuerpos. 

Si hay un debate sobre el poder y el dinero, no podía faltar una de las grandes incógnitas: ¿qué provoca el poder en aquellas personas que lo ostentan? Östlund analiza la moralidad de los personajes y las situaciones a las que se ven enfrentados, navegando este tema con pericia. 



MODELOS, MILLONARIOS Y UN CAPITÁN

La fuerza de El triángulo de la tristeza radica en lo brillante de su narrativa, pero no puede pasarse por alto la fantástica interpretación de los modelos, los millonarios y la tripulación que consiguen provocar más de un escalofrío a las personas que disfrutan de la obra de Ruben Östlund.

Harris Dickinson y Charlbi Dean destacan como la pareja protagonista, Carl y Yaya. Juntos, llevan de la mano al espectador por esta original comedia, plantando la semilla del debate sobre el poder y consiguiendo realismo con esa mezcla de inseguridad y cinismo que les caracteriza. 

Woody Harrelson, como el Capitán del barco, y Zlatko Buric, como Dimitry, son algunos de los actores de mayor recorrido en el largometraje, una experiencia que se nota con el carisma y la complicidad que demuestran en cada una de sus escenas, por pocas que sean (sobre todo en el caso del primero). 




El triángulo de la tristeza es una de las apuestas más originales e interesantes del año cinéfilo que acabamos de comenzar. Prueba de ello es el reconocimiento del Festival de Cannes, donde se alzó con la Palma de Oro tras su estreno, y las tres nominaciones a los Premios Oscar que les han concedido desde la Academia, a Mejor película, Mejor dirección y Mejor guion original.

– Por María Reinoso –

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